La asociación civil "Pancitas Llenas" vio crecer exponencialmente la demanda de un plato de comida desde que llegó el Covid. "Entramos en una vorágine casi incontrolable", afirmó la presidenta de la ONG en diálogo con CLG
«No solamente en la provincia de Santa Fe existe la capital y la ciudad de Rosario, sino también está Villa Constitución, que está pasando por una situación difícil. Lo que nosotros queremos es ayudar a los que menos tienen, simplemente eso». Alejandra Martín es la presidenta de la asociación civil «Pancitas Llenas», un comedor que hace cuatro años se entabló en el corazón del barrio San José de esa localidad para asistir a los vecinos. Pero lo que nunca imaginaron es que iba a llegar una pandemia que haga desbordar la demanda de un plato de comida. «Entramos en una vorágine casi incontrolable», afirmó la mujer en diálogo con CLG. Si bien redoblaron los esfuerzos para sostener el comedor, tuvieron que rechazar beneficiarios por falta de insumos. Por eso necesitan ayuda.
El comedor, ubicado en Sabin 2368, es mantenido por un grupo de cinco personas que trabaja prácticamente todo el día en el lugar. La actividad comienza a las 9 con una entrega de pan y leche y continúa a la tarde con la merienda, que se sirve todos los días. «Estamos dando más de 100 kilos de pan por día y a veces no llegamos a abastecer a toda la gente que se acerca», relató Alejandra. Además, los martes y viernes sirven la cena, por lo que finalizan la jornada alrededor de las 21. «Cada entrega de comida la hacemos al aire libre, respetando los protocolos», aseguró la mujer.
En los primeros años de funcionamiento no tuvieron mayores problemas para conseguir los insumos, organizar el cronograma y poder ayudar a todas las personas que se acercaban, a pesar de que ya había empezado a golpear la crisis de los últimos dos años del gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, nada de eso se compara con lo que están viviendo hoy: «Desde que empezó la pandemia entramos en una vorágine casi incontrolable. Muchos jefes de familia perdieron sus trabajos y se sumaron al comedor», señaló Martín.
Actualmente asisten a más de 200 familias, y «si se calcula que en cada núcleo familiar puede haber entre dos y cuatro niños, estamos hablando de mucha gente», remarcó la presidenta de la asociación civil. «Por eso los insumos no alcanzan, siempre estamos al límite. Incluso hay veces que nos quedamos sin comida para entregar porque apenas llegan los alimentos ya hay gente que viene a pedirlos para cocinar en sus casas», explicó Alejandra.
En busca de facilitar la llegada de donaciones, dos años atrás los miembros de «Pancitas Llenas» iniciaron los trámites para convertirse en una ONG. Hoy ya cuentan con la personería jurídica y sólo les falta el número de CUIL, que es la inscripción en la Afip, para poder trabajar con una cuenta bancaria y recibir los aportes de la gente. Mientras tanto, se manejan con donaciones y un escaso aporte del municipio, ya que «nos reconoce como merendero pero no como comedor», lamentó la mujer.
«Necesitamos todo», se sinceró Alejandra, y enumeró: «Alimentos no perecederos, carne, pollo, verduras y frutas». Además, comentó que lanzaron una colecta de zapatillas y ropa de abrigo para poder entregarles a los vecinos que asisten al comedor. «Pedimos todos los números, desde zapas para un bebé de un año hasta para personas que calzan 42, porque es fundamental para esta época del año», subrayó.
Quienes quieran colaborar se puede comunicar con el número del comedor: 3364594304. Para cerrar, Alejandra dejó una valiosa reflexión: «No solamente en la provincia de Santa Fe existe la capital y la ciudad de Rosario, sino también está Villa Constitución, que está pasando por una situación difícil. Lo que nosotros queremos es ayudar a los que menos tienen, simplemente eso».