El comedor y centro cultural Dorita lleva adelante hace seis años una tarea incansable para la zona norte de Rosario y quiere seguir funcionando a pleno
En el límite de barrio Sarmiento, el comedor y centro cultural Dorita ofrece una posibilidad a más de 50 familias de la zona norte de Rosario. Es que allí se entregan desayunos y almuerzos todos los días y se ofrece apoyo escolar para los más chicos. La gran magnitud que alcanzó el comedor llevó a vivir el día a día y pedir casi con insistencia por la colaboración de la comunidad, con el objetivo de nunca faltar a la cita diaria de alimentar los vecinos del lugar.
Ubicado en Intendente Lamas 363, a metros de la Av. Travesía y Av. Sorrento, CLG habló con la fundadora y quien encabeza el lugar, Dora que aseguró que el comedor se sustenta con la donación de la gente ya que no recibe ayuda de ningún sector político o agrupación.
De lunes a viernes se entregan desayunos y almuerzos, los martes, miércoles y jueves son de merienda para los más chicos, con la salvedad que a mitad de semana un grupo de docentes voluntarias se acerca al comedor para ayudar a los niños con las tareas escolares.
«Tengo 60 números y cada uno son 5 porciones, en total serán unas 300 raciones por día», dijo Dorita, como le gusta que la llamen. Así el trabajo diario lleva a que los alimentos no abunden en stock. «Trabajamos con fideos, arroz, lentejas, leche y todo lo que quieran dar, galletitas, carne, pollo, todo sirve», aseguró la mujer y contó que al comedor se acercan «varias personas» que atraviesan una situación de calle y todos los días almuerzan allí.
Este abril, para el comedor y centro cultural es significativo porque pudieron celebrar 6 años y así lo recordó Dorita: «Nosotros cuando comenzamos prácticamente no teníamos nada, mi hijo vendió un auto para comprar cosas»,
Pero ahora, luego de un largo recorrido, lograron conseguir un lugar donde establecerse y dejar de pagar alquiler gracias a una de las colaboradoras que donó parte de su terreno para el comedor.
Como referente barrial, Dorita identificó que es un barrio del día a día: «Aquí la mayoría son albañiles, hoy tienen trabajo y mañana no. Hay mucha gente sin trabajo fijo». Por lo que la ayuda del comedor se vuelve fundamental para la zona.
En cuanto al apoyo escolar, la fundadora del comedor remarcó que llegan alrededor de 40 o 50 chicos todos los miércoles que son atendidos por «tres o cuatro» maestras, todas voluntarias, que dan clases desinteresadamente. Además, hay fechas puntuales como las pascuas donde 120 niños y niñas se acercaron al comedor para vivir una jornada de celebración. «Esto nos llena el alma», dijo Dorita muy emocionada.
Para colaborar, los interesados se pueden acercar al comedor o bien dejando una donación a través de transferencia bancaria.