Dentro de la organización de la feria se está pensando en una "presencialidad acotada"
Ante los anuncios de flexibilizaciones en las medidas sanitarias realizados por el gobierno nacional, la Municipalidad y los organizadores de las Colectividades avanzan en la posibilidad de hacer el tradicional encuentro de forma presencial. El intendente Pablo Javkin había expresado el deseo que así sea y en ese marco la semana próxima habrá una reunión entre ambos actores para pulir detalles. Se evaluará la posibilidad de cambiar, por primera vez en la historia, el emplazamiento del evento cultural y gastronómico.
Dentro de la organización de la feria se está pensando en una «presencialidad acotada», aunque el principal desafío es cómo controlar a la cantidad de personas que se acerquen al lugar para evitar posibles aglomeraciones.
Si bien la posibilidad de que las Colectividades vuelvan a realizarse de forma presencial desvela a los organizadores, estos están preocupados porque suceda algo similar a lo que ocurrió en la Noche de las Peatonales, donde por momentos se produjeron importantes aglomeraciones de personas sin barbijo.
Desde la organización, indicaron a La Capital que estaría casi descartado montar decenas de carpas y estructuras enormes por cada una de las representaciones internacionales, para dar paso a un único espacio destinado a albergar a los visitantes.
El Encuentro y Fiesta Nacional de Colectividades es un acontecimiento multicultural celebrado anualmente en Rosario desde 1985. Iniciado por un puñado de entidades, con el tiempo se formó la Asociación de Colectividades Extranjeras de Rosario (Acer) que, junto con la Municipalidad y el Ente Turístico (Etur), la organiza anualmente.
La fiesta es realizada por unas 50 colectividades, de las cuales 38 a 40 participan con puestos completos y algunas con espacios solamente culturales o de danzas. El espíritu y objetivo principal es que el encuentro muestre a todos las tradiciones.
Así se pensó cuando un grupo de inmigrantes de distintos lugares del mundo y sus descendientes tuvieron la iniciativa de reunirse, sin distinción de credos ni razas. La primera vez lo hicieron en el anfiteatro municipal Humberto de Nito.
Dos años después, debido al éxito de la fiesta, debió analizarse un lugar más grande. Desde ese momento, nunca más salió del parque Nacional a la Bandera.