Ciudad
Info General

Entrevista al médico rosarino

Cohen: “Dios existe, sin necesidad de que nadie nos diga que existe»


El doctor José Cohen es un neurocirujano rosarino, reconocido internacionalmente, que ejerce su profesión en uno de los más importantes hospitales de Israel, el Hadassah, ubicado en Jerusalén. Este jueves fue reconocido por el Ministerio de Aliá de Israel por su aporte a la sociedad desde su campo, la medicina. Es recordado por haber encabezado el equipo médico que en 2006 operó a quien en ese momento era el primer ministro israelí, Ariel Sharon.

A continuación, recordamos una entrevista realizada a Cohen por Carlos Duclos, de Con la Gente, en donde habla del sistema de salud israelí, de la importancia de la investigación, de cómo es vivir con el acecho del terrorismo, de su profesión, de Dios y de sus sentimientos:

-Doctor: ¿Cómo es el sistema de salud israelí? ¿Prevalece la atención privada o pública y qué calidad hay de prestación?
-El sistema israelí es netamente público, hay un componente privado que es mínimo y que representa el dos por ciento de las prestaciones nacionales, por lo tanto puede ser considerado un sistema de salud público, netamente. El cien por ciento de la población, o sea todos los ciudadanos israelíes, aportan todos los meses parte de su sueldo en concepto de salud; es un aporte muy menor en lo que es la canasta del salario mensual, pero no existe ciudadano sin cobertura social. No existe el concepto de: soy ciudadano israelí y no tengo seguro social o no tengo atención de obra social o no tengo acceso al hospital, eso no existe. En Estados Unidos, por ejemplo, si no se tienen medios una persona puede morirse en la puerta del hospital sin entrar al mismo. Y acá en Argentina ocurre algo que se ubica en el medio: tenemos el hospital o el sanatorio y depende de la capacidad económica se puede tener acceso a uno u a otro. En algún momento el hospital fue la mejor opción, hoy por hoy, está en el sentir de la gente que la medicina privada da ciertas ventajas respecto a la pública y eso es inobjetable independientemente de que el alma del hospital siempre nos seduce a todos y siempre la respetamos y la queremos. El hospital, como entidad, es importantísimo dentro de lo que es el sistema de salud en Argentina, pero está rezagado tecnológicamente. Es fácil construir un hospital, pero es muy difícil vestirlo. Ahora, acá se abrió el Clemente Álvarez y con orgullo se puede decir que tenemos el Clemente Álvarez nuevo, lo que probablemente la gente no entiende es que lo más difícil es llenarlo, incorporar insumos, incorporar tecnología, lo más caro no es construir. El nivel médico israelí es envidiable, a mi me sorprende a diario, conceptos como alta tecnología, medicación, prestaciones de alta complejidad, son rutina y no hay una limitación. Cuando un paciente necesita algo recibe lo que se merece; gente sana paga para que gente enferma reciba la atención, esa es la filosofía de un sistema de salud que trabaja. El nivel es muy bueno.

-¿Es importante el presupuesto destinado a investigación?
-Sí, por dos razones: primero porque la investigación debe ser vista como obligada en todo sistema médico académico y al mismo tiempo es el combustible, porque genera a la vez ingresos en todo el sistema de salud. Lo que en Argentina no hemos entendido es que gastar plata en investigación implica invertir plata en una empresa asociada a la medicina, que luego con sus réditos está bancando el sistema de salud. El hospital donde yo trabajo (Hadassah) es un hospital gigante que tiene un área muy importante destinado a desarrollo de tecnologías y nuevas ciencias, y el aporte que ése ala da al hospital es un rédito real y limpio al desarrollo del propio hospital. O sea, se debe reconocer a la investigación como una actividad moralmente o éticamente obligatoria, no existe la posibilidad de que un centro médico no investigue, porque el afán de todos nosotros es contribuir en algo, aportar algo a la medicina para poder mejorarla. El hospital, en la actualidad, no se mide en cuanto a complejidad en relación a qué tomógrafo tiene o qué resonador sino en cuantas publicaciones anuales salen a través de los médicos que trabajan en ese staff del hospital. Un hospital gana su prestigio mundial en base a la cantidad de publicaciones anuales, a la cantidad de pacientes tratados, no a través de los equipos que se compraron. Eso hay que advertirlo, acá en Argentina calificamos los hospitales en base a cuál tiene el mejor tomógrafo, o quien tiene el mejor resonador. No, no es así, el patrimonio del hospital es el médico, los mejores médicos tienen que estar en los mejores hospitales y tienen obligación de trasladar su experiencia en publicaciones médicas de renombre mundial y al mismo tiempo le generan ingresos al hospital a través de nuevas investigaciones, de nuevos tratamientos y demás. Pregúntele a cualquier médico cuantas publicaciones ha tenido en el último año, qué ha escrito, no sólo en qué congreso participó, sino que queda en la ciencia, de qué forma él está ayudando a hacer progresar su especialidad. Eso es muy importante y para poder tener un cargo académico en el mundo desarrollado usted necesita publicar, necesita escribir, necesita de alguna forma empujar la ciencia hacia adelante, es fundamental.

-¿Es posible algún intercambio o aporte del estado de salud de Israel para el sistema de salud argentino o santafesino?
-En reiteradas oportunidades en encuentros que hemos tenido, incluso en el último con el intendente Lischitz, que estuvo en Israel hace muy poco y visitó varios hospitales, se han tendido los primeros contactos con los sistemas de salud israelíes que están más que ávidos de mantenerse en contacto con otros sistemas a los cuáles puede nutrir. Para ser honestos, todo sistema de salud tiene sus aspiraciones, estábamos hablando recién de lo que es la tecnología. La tecnología es lo más sencillo, lo más palpable en nuestro país; es como que la tecnología es una aspiración y en realidad no debería ser así, la aspiración debería ser la excelencia médica. Pero en cuanto a tecnología, para un país como Israel que renueva instrumental en forma continua, en lugar de tirar un tomógrafo o un resonador o un angiómetro digital, comprado hace dos o tres años, es muy fácil ponerlo en una caja y trasladarlo a otro país. Ocurre que si nuestro país no está en condiciones o no hay nadie que se haga cargo de pagar el traslado o pagar las tasas aduaneras, pues yo creo estamos frente a una contradicción: por un lado hay una institución, como por ejemplo el hospital Hadassah, que se pone en contacto con un hospital argentino para donar un aparato, pero tal vez la empresa que fabrica el producto, por ejemplo, no acepta que el mismo ingrese si no es a través de ella. Entonces hay una serie de intereses mezquinos en el medio y de falta de inteligencia en algunas cosas para poder redistribuir esos recursos. Con terrible dolor queda una enorme cantidad de tecnología nueva desperdiciada, tirada o reciclada en muy poquito tiempo. Yo paseo por los institutos rosarinos y veo que hay una gran cantidad de tecnología en los servicios privados mientras que en los servicios públicos esta tecnología se retrasa muchísimo. Yo pienso que con decisiones acertadas, que no tienen que ser demasiados inteligentes, y planeamiento, se puede llegar a lograr el flujo, no sólo de tecnología que es lo más palpable sino también de intercambios profesionales, que no hacen más que enriquecer a los dos sistemas.

-¿El permanente asedio del terrorismo impide un mayor desarrollo no sólo en Israel sino en la región, en materia de ciencia y tecnología?
-El terrorismo conspira en contra de la paz. La paz es un bien, un derecho tan necesario como el agua para poder desarrollar algo. Lo que ocurre es que cuando se está más presionado, si se es inteligente se desarrollan estrategias mucho más lúcidas. Yo creo que una de las enormes ventajas de Israel es que a costa de verse amenazado desarrolló muchas más estrategias para sobrevivir, lo cual le ha dado la posibilidad de ser un país muy pequeño pero brillante, con una enorme capacidad de adaptarse a situaciones muy cambiantes. El medio oriente nunca ha tenido paz desde sus orígenes y probablemente no haya paz por muchos años más. El concepto de trabajar en una situación de alerta permanente es una rutina, lo cual no debe afectar el desarrollo regional. Los países que entendieron que el desarrollo pasa por medicina, industria y comercio, como Egipto, Jordania, Arabia Saudita, están invirtiendo y han crecido muchísimo. Los países que no lo han entendido así, lamentablemente, como ciertas regiones que todavía siguen asoladas por el fundamentalismo y la irracionalidad, se ven más rezagadas. El hambre genera más fundamentalismo y demás. Pero en términos generales yo diría que la región se ha acostumbrado a vivir con terrorismo, con exabruptos, con falta de paz y aun así sigue siendo uno los polos tecnológicos más importantes del mundo.

No se olvide que Israel ha sido una potencia no sólo en armas, como a veces se la promociona, sino que ha sido una potencia en computación, programas como el Pentium o la primera computadora del mundo se generaron en Israel. También tiene una de las tres o cuatro empresas farmacéuticas más desarrolladas del mundo como Teva que es la que desarrolla la primera terapia contra la esclerosis múltiple, que es el Copaxone, que modificó la historia natural de la enfermedad. Hay gran desarrollo de la tecnología, porque Israel entendió que la tecnología va a ser la que lo salve, así como en Argentina tenemos que entender que probablemente el campo nos salve, en Israel se ha entendido hace muchísimo tiempo que la alta tecnología con enorme valor agregado va a ser la que logrará salvar a este pequeño país. No hay posibilidad de sembrar soja en Israel y menos tomates o plátanos, no hay terreno para eso, es un país que tiene 450 kilómetros de norte a sur y 100 kilómetros de este a oeste, no tiene terreno para producir absolutamente nada más que islotes de altísima tecnología que la posicionan dentro de las cinco o seis potencias tecnológicas del mundo, lo cual es un milagro per se.

-¿Cómo ve desde la distancia a nuestro país?

-Yo percibo lo que leo en los medios internacionales, con gran preocupación, en especial lo de éste último conflicto que se difunde como información en todos los medios del mundo. Yo no entiendo mucho, pero si sé que hay una situación internacional muy propicia para que Argentina tenga un rol preponderante y me da la impresión que no lo estamos aprovechando por un conflicto interno sin mucha lógica. Siento como que siempre hay alguien que no quiere que Argentina salga a flote. Aun así comparativamente con el 2001, Argentina está mejor posicionada. Las cosas están mucho mejor, hay una expectativa más optimista, pero la sensación que tengo yo como argentino en el exterior o como amigo de muchos otros argentinos, es que hay alguien empecinado en que no salgamos a flote, porque este es el momento histórico y probablemente único, en el cual países productores se ven posicionados con enormes ventajas, pero desde nuestra administración interna nos estamos frenando. Hay gente que quiere trabajar, hay gente que quiere vender productos que cada vez son más caros y no lo vendemos y no los producimos, es curioso.

-¿Cree en Dios, doctor?
-Sí, profundamente, profundamente.

-¿Le hago esta pregunta porque a veces, cuando alguien como usted, en este caso un neurocirujano, advierte nada más que la materia, por ahí se limita la capacidad del entendimiento de Dios, no le ha ocurrido jamás?
-No, al contrario, cuando se abre una computadora cuesta entender que esos cables permiten ver y trabajar en esa pantalla como lo hacemos, con tanta facilidad, porque de última son pequeños cablecitos. El contacto con el cerebro que es la fuente del pensamiento, el sentimiento, el sueño, la aspiración, no hace más que confirmar que ese órgano tan hermoso y tan perfecto incorporado a un cuerpo tan perfecto en cuanto a su funcionamiento, no es nada más ni nada menos que el resultado muy generoso de una obra, repito muy generosa de un creador. No se puede ni por un momento perder el sentido de lo que estamos haciendo. A los fines del conocimiento, nosotros sólo rasguñamos un poquito el conocimiento más superficial de lo que es nuestra existencia y lo que es el funcionamiento de nuestro cuerpo; probablemente nunca comprendamos más que eso y eso de alguna forma también certifica que Dios existe, sin necesidad de que nadie nos diga que existe. Por su creación existe. Conociendo un poco más su creación se lo reconoce más. Hay gente que para presentarse necesita gritar: “¡Yo estoy acá!” y hay gente que por sus propios hechos ha estado. Yo no necesito saber mucho de pintura para subyugarme frente a una pintura de Picasso o de Van Gogh y ellos existieron por su producción. Dios existe a diario por todo lo que nosotros vemos y médicamente el conocer un poquito el funcionamiento del cerebro desde adentro, como nosotros lo hacemos, certifica, justifica y en alguna forma confirma la existencia de Dios. Es difícil no creer en Dios.

-¿Cuánto conoce la ciencia de la función cerebral?
-Nosotros a lo largo del tiempo hemos estudiado los componentes del motor de un auto y a través del estudio de los componentes empezamos a tratar de entender como funciona el sistema. En el caso del cerebro, a duras penas, hemos comenzado a comprender como está compuesto y la interacción entre esos componentes es muy difícil de ser entendida. Muchas veces se escucha decir que usamos un 10 por ciento de nuestra capacidad cerebral y en realidad es imposible decir qué porcentaje usamos de ese total que desconocemos. El total es desconocido y lo que nosotros conocemos es mínimo. Recién ahora estamos intentando reconocer, a través de estudios como la resonancia magnética, estudios conductales, estudios de conciencia, un poquito más de la interacción de estas estructuras. Ahora mismo, por resonancia magnética podemos estudiar funcionalmente cuáles son las áreas del cerebro que se activan cuando queremos, cuando besamos, cuando pensamos, cuando queremos agredir y no lo hacemos; o sea, cada emoción genera la activación de circuitos diferentes que han estado latentes y que han actuado por millones de años y que nosotros a través de estudios intentamos develar cuál es su funcionamiento. Cuando decimos que conocemos muy poquito de la función cerebral creo que estamos, inclusive, exagerando de lo que sabemos, nos falta tanto, tanto por entender.

-¿Doctor, que siente al operar el mismo centro del hombre?
-Primero una gran responsabilidad, sería extremadamente vanidoso decir que se piensa durante la operación que es el centro del hombre; se está tratando de ayudar a una persona con los medios más avanzados aunque limitados que se tienen. Si se pensara un poquito más en lo que se está haciendo tal vez no se haría. Yo creo que si usted no automatiza lo que está haciendo y se pone a pensar, como ser operar a una embarazada, operar a un chiquito de cinco años que hace dos segundos estaba besando a la madre y ahora está dormido bajo su responsabilidad, si uno piensa en extremo, piensa de más lo que está haciendo, tal vez no tendría el valor para hacerlo. Lo que uno tiene que hacer es sencillamente simplificar la ecuación, plantearse que se está ayudando a una persona que lo necesita y que tal vez se tenga el honor de poder ayudarla y se hace. Aunque a veces, lo confieso, uno piensa un poquito más allá desde el punto de vista filosófico, emocional, moral hasta religioso y uno se sacude, uno tiembla, no es fácil.

-¿Qué es la vida para alguien como usted, que ingresa de alguna manera en el centro mismo de la existencia humana?

-La vida es un regalo, que todos hemos recibido sin haberlo merecido tal vez. La vida es un regalo y como tal debe ser protegida, querida, apreciada, respetada, en el momento en que perdemos el concepto de ese regalo cometemos nuestros errores en la vida. Perdemos nuestra capacidad de ser felices. Entonces todos los días deberíamos recordar que tenemos esa vida como regalo y agradecer. Como decimos siempre, nuestra existencia no está garantizada, nuestra salud no está garantizada, sólo en los momentos en que vemos que algo ocurre empezamos a pensar y a replantearnos nuevamente nuestra existencia. La vida es un regalo, un precioso regalo que debe ser apreciado en cada momento con las personas que usted más quiere independientemente de los problemas locales, de los problemas transitorios, de lo que vemos por televisión, de lo que nos deban o lo que tengamos que pagar mañana. La vida se resume a muy poquitos momentos de felicidad o de existencia familiar, como yo la defino, porque yo no separo la felicidad de la familia y hay que intentar ser conscientes de lo frágil que es como tal.

Por último, ¿un deseo?
-Como argentino que encontremos el camino rápido. Este es un país hermoso con gente aun más hermosa, que a veces se confunde. Elegir un líder es difícil, transitar por democracia es mucho más complicado, tenemos que aprender mucho pero rápido.