Es una tecnología que estudia células o partículas en suspensión y cobró mayor impulso por su rol clave en el diagnóstico de enfermedades oncohematológicas
Por Griselda Acuña, de la Red Argentina de Periodismo Científico – Télam-Confiar
Capaz de caracterizar el ADN de plantas nativas, así como de mejorar la detección de enfermedades de la sangre, la citometría de flujo es una tecnología que tiene la capacidad de estudiar células o partículas en suspensión y, si bien está en Argentina desde hace más de 10 años, en el último tiempo ha cobrado un mayor impulso, fundamentalmente por su rol clave en el diagnóstico de enfermedades oncohematológicas.
Argentina incorporó desde hace más de diez años la tecnología denominada citometría de flujo para apuntalar la investigación científica y aportar a la calidad de vida en lo que respecta a la detección de determinadas enfermedades, representando una herramienta valiosa para, al menos, estos dos universos: la investigación y el diagnóstico.
Por un lado, en 2014 se puso en marcha el Sistema Nacional de Citometría de Flujo (SNCF), iniciativa del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación que depende del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
En la actualidad, alrededor de 35 instituciones del país incorporaron un citómetro a sus instalaciones y se registraron en el sistema nacional.
En tanto, pueden haber más citómetros adquiridos y en funcionamiento, que no necesariamente están registrados dado que la adhesión es voluntaria.
«En Corrientes, se trabaja mucho en el ADN de las plantas caracterizando especies nativas, por ejemplo, y para eso se usan citómetros de flujo», contó en diálogo con Télam-Confiar, Guillermo Blanco, coordinador del consejo asesor del SNCF.
El consejo del SNCF está conformado por distintos tipos de instituciones además del Conicet, como el INTA y universidades nacionales.
«El mantenimiento de estos equipos y su reparación en caso de que presenten fallas, son muy costosos para las instituciones. O bien, muchos equipos pueden ser expandidos y aumentar su potencial de uso, por ejemplo, pasa con los láseres de los citómetros, a veces las instituciones compran un equipo que tiene un láser pero es expandible a tres láseres. Entonces el sistema nacional lo que hace es brindar financiamiento a este tipo de citómetros», comentó y añadió que otro de los objetivos de SNCF es la formación del recurso humano.
En cuanto a cómo trabaja el equipamiento, indicó: «Muchas veces no son células sino que son partículas, bacterias en suspensión y el aparato las evalúa como si fueran pasando en una hilera, por un mecanismo físico, y van siendo como ‘encuestadas’. El citómetro puede encuestar miles de células; a cada una de ellas tomarle una cantidad de datos y entregarlo como si fuese un paquete de datos masivos de células individuales, así como hay pacientes individuales que son evaluados con distintos métodos diagnósticos, acá son células individuales».
En la órbita de la clínica médica, la citometría de flujo supone un aporte trascendental en todo lo referido a la hematología, que es el estudio de la sangre y sus desórdenes.
Si bien no todos los centros de salud cuentan con este equipamiento, podría decirse que está en expansión. Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Misiones son algunas de las provincias que tienen citómetro, ya sea en el sector público como en el privado.
«La citometría de flujo es una técnica que permite estudiar células en suspensión, o sea, estas células están presentes en una muestra que puede ser de sangre o de médula ósea. Estas células en suspensión pasan una a una por un punto de interrogación donde son interceptadas por una luz láser y una vez que interceptan, esta luz es dispersada y vamos a obtener una información de cada partícula sobre su tamaño y su complejidad», señaló por su parte Rosario Rivero, especialista en Hematología, e integrante del recientemente inaugurado laboratorio de Citometría de Flujo de la Facultad de Ciencias Médicas (FCM) de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), de Santa Fe.
«Estas células -continuó- están marcadas con el anticuerpo monoclonal y emiten fluorescentes. Todo esto nos permite saber ciertas características de las células para individualizarlas y caracterizarlas, entonces la citometría usa diversas aplicaciones, explicó.
Agregó que «dentro de las aplicaciones estaría la inmunofenotipoficación para cuantificar diferentes poblaciones en base a ciertos marcadores y superficies» y precisó que esto «se usa para el diagnóstico de la leucemia, para la monitorización de los tratamientos y de los pacientes».
Rosario Rivero es posadeña, en 2010 egresó con el título de bioquímica en la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones (Unam), y en 2014 amplió sus horizontes y decidió radicarse en Rosario, para continuar su carrera profesional.
«No todos los laboratorios cuentan con esta tecnología», aclaró la especialista teniendo en cuenta el alto costo de la maquinaria y la exigencia de personal capacitado para manipularla.
Agregó que esa maquinaria «se usa para el diagnóstico y pronóstico de diversas patologías como el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) y todo lo referido a enfermedades oncohematológicas como las leucemias y linfomas».
La muestra que se somete a la citometría de flujo puede ser sangre periférica o de médula ósea, señaló, y precisó que el estudio se solicita cuando el médico tiene una sospecha sólida de que el paciente puede tener una enfermedad oncohematológica.
«La citometría junto al hemograma y la biología molecular son pilares fundamentales para el diagnóstico de enfermedades oncohematológicas», subrayó Rivero.
Si bien cualquier laboratorio cuenta con la posibilidad de hacer hemograma, este estudio de citometría es una tecnología mayor, si bien se trata de un análisis de urgencia por lo cual el procesamiento de la muestra se sugiere a las 24 horas.
El Laboratorio de Citometría de Facultad de Ciencias Médicas (FCM) de UNR fue inaugurado en marzo pasado gracias al apoyo económico de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la provincia de Santa Fe y de la Fundación Ciencias Médicas.
Además de la detección de enfermedades de la sangre, en inmunología ayuda a la detección y seguimiento de inmunodeficiencias, evaluación de citoquina intracitoplasmáticas (las citoquinas son pequeñas proteínas que controlan el crecimiento y la actividad de otras células del sistema inmunitario y las células sanguíneas) y apoptosis (proceso de muerte celular).
«Somos dos bioquímicas a cargo de los estudios de citometría. Con esto, de algún modo se concreta un anhelo de hace muchos años, porque siempre quise formarme en citometría. Es un sueño hecho realidad», destacó y ponderó el rol de su mentora, Cristina Malarczuk.
En ese sentido, contó que cuentan con la infraestructura pero en el Laboratorio se encuentran en la etapa de formación: «Necesitamos capacitarnos porque hay que estudiar mucho respecto al manejo del equipo y al procesamiento de la muestra; después el análisis de los archivos que son específicos mediante un software».
Rivero apuntó a la necesidad de mayor reconocimiento de esta técnica: «El médico hace el diagnóstico en base a esas herramientas, como el hemograma, pero no siempre se nombran las herramientas como citometría de flujo para llegar al diagnóstico, entonces falta la difusión también».
*Esta nota es una producción de Télam-Confiar, una plataforma con información especializada en ciencia, salud, ambiente y tecnología (www.telam.com.ar/confiar).