Una innovadora campaña contra el calentamiento global se volvió viral en todo el mundo y ya juntó a más de 300 mil adherentes. La iniciativa busca que la gente se olvide de la plancha y empiece a usar la ropa arrugada.
La propuesta nació de varias organizaciones ambientales que trabajan por el cuidado y protección del medio ambiente, quien creen que es posible cambiar las cosas con acciones pequeñas, como reducir el uso de la plancha.
Los promotores de esta iniciativa aseguraron que en un hogar donde no se utiliza más la plancha es equivalente a sembrar 7 árboles o disminuir el impacto de las gases que producen siete vehículos.
Diferentes personas comenzaron a manifestar su opinión, a favor o en contra, por las redes sociales. Karen Ramos argumentó que su decisión de usar la ropa arrugada y no planchar se debe a «temas ambientales y porque realmente son estereotipos que la gente maneja en relación a cómo debes usar tu vestimenta, y agregó: “Al usar la ropa arrugada o, mejor, que no haya sido planchada, se sobre entiende que no se utilizo el implemento que gastó energía innecesariamente y por lo tanto, es absolutamente justificable”.
Por otra parte, Alfonso Aya rechazó dicha campaña porque consideró que la forma de vestir “demuestra cuidado, que hay compromiso con uno mismo, autoestima, que se tiene la ropa limpia, en cambio una persona con la ropa arrugada muestra dejadez, que no se tiene cariño”.
La nueva tendencia ha generado reacciones absurdas como las de diferentes compañías que venden ropas arrugada por 30 dólares.