Opinión

Charla de Candi e Inocencio:  La corruptela argentina


Por Candi

-¿Ha visto usted, estimado Candi, que tanto en los feriados de Carnaval como en el de Semana Santa, se movilizó una cantidad de gente impresionante. Récord turístico en Carnaval, dos millones de personas.

-¿Y eso qué significa para usted mi querido Inocencio?

-Que la economía anda bien.

-¡Ah! Le recuerdo que en el país viven más de 40 millones de seres humanos. o sea que la gran masa no viajó, y que de esos dos millones que hicieron turismo, muchos lo hicieron a costa de sacrificio, con mucha moderación, a base de tarjeta de crédito, porque no se resignan a perder el statu quo, a no poder disfrutar de la vida. No creo que la economía esté bien, nadie sensato lo cree. Y no lo está, mi querido amigo, porque el espíritu nacional está desde hace tiempo corrompido, resquebrajado, prisionero en las ansias desmedidas y descomedidas de inescrupulosos, mezquinos.

-¡Epa!

-Y esta mala gente, no pertenece solo a la clase política, a no engañarse. Gran parte de la sociedad está (estamos, estamos) infectados.  Aquí se confunde, por otra parte, el significado de corrupción, porque corrupto no es solo el que roba en el ejercicio del poder, corrupto es todo aquel que, despojado de valores básicos para la convivencia, atenta contra la paz del otro. Por tanto, corrupto puede ser el gobernante, el juez, el policía, el empresario, el profesional, el comerciante, el ciudadano común. Me causa mucha gracia, por no decir cierto enojo y pena, leer o escuchar los insultos de algunos ciudadanos contra Macri, contra Cristina, contra uno u otro que no se ajuste al propio ideal. Y yo me pregunto: ¿puede alguien arrojar la primera piedra? ¿No habrán dejado nunca estacionado el auto en doble fila, por ejemplo? ¿No habrán omitido el cumplimiento de alguna norma elemental? ¿Hacen un culto de la cortesía? ¿Una persona que odia, que ejerce violencia moral a través del insulto, no es un corrupto? Corrupción es mala conducta y degradación de virtudes básicas para el desarrollo  de la vida social. Y la corrupción tiene la misma naturaleza en aquel que se queda con un gran vuelto, malversa fondos o jode a su prójimo de cualquier forma.

-O sea que…

-Que si usted defiende algo que es corrupto por odio al adversario que también es corrupto, usted es tan corrupto como los dos, porque usted elude encontrar la verdad por interés ideológico. Que si usted va en automóvil, baja la ventanilla y arroja una botella de plástico a la calzada, es un corrupto y no tiene autoridad moral para criticar a nadie. Y los ejemplos sobran. Y por esta corrupción argentina esta Patria está en estas lamentables condiciones. Si  usted no respeta a su prójimo, usted es un corrupto, es un mal llamado «vivo», es un pobre argento.

-Se salvan pocos. Bueno, sucede Candi, además, que muchos están en la chiquita, se quedan en la superficie, no piensan con espíritu de Patria, se detienen en las narices, no ven o no quieren ver el horizonte.

-Ni nosotros nos salvamos, obvio. Yo no hablo de ser santos y perfectos, pero sí de la necesidad de respetar ciertos valores elementales. Si en su trabajo o profesión, para acomodarse, usted le juega una mala pasada a su compañero, usted es un corrupto, un mal bicho. Y, mi querido Inocencio, los malos bichos hoy son una plaga. Es la corruptela argentina. Así vamos, apoyando, sosteniendo lo que por sí mismo se caería en una sociedad seria, engañándonos a nosotros mismos ¿Qué le dejamos a nuestros hijos y nietos, a los que vienen?