Gilets jaunes. Chalecos amarillos. Esos elementos fosforescentes, conocidos en todo el mundo, tomaron un protagonismo y una fuerza de magnitudes exorbitantes en Francia, en tan solo tres semanas. La corta, pero contundente, historia de un movimiento formado a través de redes sociales y que, aunque con repudiable violencia, hicieron retroceder al presidente Emmanuel Macron, que en las últimas horas debió dar marcha atrás con un aumento en el combustible. Este martes, el primer ministro francés, Édouard Philippe, anunció mediante una declaración televisiva la suspensión de la suba de los precios del gas, la electricidad y de los combustibles con el objetivo de “apaciguar” las protestas.
Los medios franceses hablan de la peor crisis a la que se enfrenta el gobierno de Macron, quien llegó al poder en mayo de 2017. Los protagonistas de esa preocupación en el gabinete oficialista son los mencionados gilets jaunes, quienes conforman un movimiento social creado y difundido por Internet, pero rápidamente respaldado por miles de ciudadanos, principalmente de la periferia o de zonas rurales. El motivo principal de su creación, con el 17 de noviembre de 2018 como fecha simbólica de la misma, fue el alza en los precios de los combustibles que viene impulsando el gobierno de Macron, quien pensaba continuar con la curva ascendente durante el período 2019. Aquel día hubo un fuerte bloqueo de carreteras y autopistas en toda Francia.