«Chaco», el filme documental de Ulises de la Orden, Ignacio Ragone y Juan Fernández Gebauer, que se estrena este jueves en las salas del país, resume en el foco de seis representantes indígenas las deudas que los distintos gobiernos argentinos han mantenido con las comunidades en las zonas de Chaco y Formosa.
«La premisa de ‘Chaco’ es que con la llegada de los primeros conquistadores inicia un proceso de exterminio de los pueblos y las culturas originarias que se perpetúa hasta el día de hoy», dijo a Télam el realizador Ignacio Ragone.
Con una cámara que viaja a Formosa, Chaco, Salta, Santiago del Estero, Buenos Aires, Bolivia y Paraguay, la cinta está hablada en qom, wichí, pilagá y castellano, con referentes como Felix Díaz, Hilario Vega, Valentín Suárez, Israel Alegre, Juan Chico, Laureano Segovia y Eli Díaz, quienes cuentan las penurias que viven en la actualidad, mientras narran las diferentes matanzas que sus comunidades viven de antaño.
«Los pueblos indígenas siguen siendo marginales. El constante incumplimiento de los derechos incorporados a las leyes vigentes hace que la interculturalidad siga estando en un horizonte casi imposible de alcanzar», dijo por su parte Fernández Gebauer.
– Télam: ¿Cuál es la mayor deuda del Estado para con las comunidades?
– Ignacio Ragone: Las estructuras coloniales, de subordinación y racismo se mantienen. cambiando sus formas y sus mecanismos, y hasta la fecha sigue siendo muy difícil remover los obstáculos para que los pueblos indígenas se conviertan tanto en sujetos políticos como en sujetos de derechos. Hay comportamientos que se repiten sin importar el gobierno, como ser la quita de tierras y de recursos naturales para su explotación.
– T: ¿Por qué creen que se habla tanto de «Memoria, Verdad y Justicia» y lo que sucede con las comunidades apenas trasciende?
– I.G.: La problemática de los pueblos originarios tiene menos visibilización, al mismo tiempo que la lucha originaria sigue siendo criminalizada. El terrorismo de Estado, la desaparición de personas, el robo de bebés, el cambio de identidad no sucedieron solo de 1976 a 1983. Ya con los pueblos originarios el Estado Argentino practicaba estas violaciones.
– T: ¿Qué creen que va a pasar a futuro con las comunidades?
– J.F.G.: Hay un proceso de reemergencia de las identidades, de las organizaciones, de la voz indígena y de la visualización de sus prácticas en Argentina y en el continente entero. Nuestra esperanza y deseo es convivir en la multiculturalidad y aprender juntos el llamado de la tierra, que es la única forma de combatir la crisis ecológica global en la que vivimos.