Daniel Funes de Rioja, uno de los vicepresidentes de la Unión Industrial Argentina (UIA), advirtió este martes que hay una «retracción del consumo» de alimentos y esto hace que las fábricas estén «trabajando como máximo al 60%» de su capacidad instalada.
«Evidentemente el momento es complicado y la visión empresarial es que aspiramos a que esta complejidad sea lo más corta posible», dijo el empresario, quien también es presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal).
El empresario analizó así el impacto de la crisis cambiaria en la economía real y admitió que los empresarios saben que hay un contexto internacional complejo que genera volatilidad con distinto impacto en los países.
«Efectivamente está repercutiendo (en la economía real). Estas tasas de interés (superiores al 40%) son verdaderamente imposibles de afrontar para el sistema productivo en una economía normal», sostuvo el también presidente del capítulo empresarial del G20.
Indicó que también afecta al sector porque eleva los precios y complica el consumo: «Destacamos que en materia de alimentos hay una retracción del consumo y esto hace que estemos trabajando como máximo al 60% de la capacidad instalada». Y, en segundo lugar, el empresario señaló que el otro factor que está impactando negativamente en el sector alimenticio es «la gran informalidad», porque hay trabajo en negro y gente que no paga impuestos en un mercado no registrado que compite en forma desleal.
Funes de Rioja indicó que todas estas cuestiones van en cadena y el lunes fueron planteadas al ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, para ir discutiendo las realidades productiva, fiscal y laboral.