Este viernes se desarrolló en Dolores la décima jornada del juicio por el crimen del joven estudiantes ocurrido el 18 de enero de 2020 en Villa Gesell
Un testigo que declaró hoy en el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, cometido en Villa Gesell el 18 de enero de 2020, dijo que semanas antes de ese hecho el rugbier Lucas Pertossi, uno de los ocho acusados por el asesinato, lo golpeó y lo amenazó con matarlo y robarle la moto en la ciudad de Zárate.
En el cierre de la segunda semana de testimonios ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Dolores, declararon además dos bomberos voluntarios que asistieron a Báez Sosa minutos después de ser atacado, y aseguraron que al llegar al lugar del hecho «no tenía signos vitales».
«Te voy a matar hijo de puta, te voy a robar la moto», fue la frase que según el testigo Pablo Gastón Zapata, vecino de la misma localidad que los ocho acusados, le dijo Pertossi (23) al interceptarlo y golpearlo en un bar el 15 de diciembre de 2019.
Según precisó, durante ese incidente, tropezó con un escalón y sufrió una fractura en la parte superior de la tibia, y al caer, el mismo acusado le «tiraba cosas».
Zapata precisó ante los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari que al salir de ese local, «la moto ya no estaba ahí».
Declaró además que cinco días antes de ese ataque había sufrido «una patoteada» y «una golpiza» por parte de un grupo del que Pertossi también formaba parte.
El testigo aseguró que había denunciado el robo y la golpiza, aunque sin precisar entonces el nombre del autor, aunque fuentes cercanas a la defensa de los rugbiers dijeron tras la audiencia que Lucas Pertossi «nunca estuvo imputado por ese hecho».
Este testigo completó la última jornada de la segunda semana del juicio, que se había puesto en marcha minutos después de las 10.30 con la declaración de Verónica Onieva y Javier Timoteo, efectivos del cuerpo de Bomberos Voluntarios de Villa Gesell, quienes asistieron a Báez Sosa la madrugada del crimen, y aseguraron que al llegar al lugar del hecho «no tenía signos vitales».
La primera en declarar fue Onieva, quien explicó que a las 5.03 de ese 18 de enero recibieron el reporte de una emergencia «por una persona en la vía pública inconsciente», y dos minutos más tarde llegaron al sitio frente al boliche «Le Brique».
«Nos encontramos con una persona en el piso a la cual le estaban haciendo RCP», relató la testigo, y dijo que «no tenía signos vitales», por lo que continuaron con las maniobras de reanimación indicadas por el dispositivo desfibrilador utilizado, hasta que diez minutos más tarde llegó una ambulancia.
En la misma línea, Timoteo declaró que, en base a otro trabajo suyo como ambulanciero, consideró que la joven que le practicaba maniobras de reanimación a Fernando cuando ellos llegaron al lugar «estaba bien posicionada».
Si bien otra decena de testigos estaban pautados inicialmente para este viernes, todos ellos fueron desistidos tanto por los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García, como por los abogados de la familia de la víctima, Fernando Burlando y Fabián Améndola, por lo que se trató de la jornada más breve desde el inicio del juicio, el último 2 de enero.
Al retirarse de los tribunales de Dolores, el abogado Burlando concluyó que el testigo que acusó a Lucas Pertossi de un ataque previo demostró un «modus operandi» en el accionar de los imputados.
«Pablo Zapata habla de un modus operandi, que lo atacaron entre varios, habla de lo que hacían, de los desmanes», manifestó el querellante, quien consideró que «esta gente en la calle es un peligro».
Por su parte, antes de iniciarse la audiencia, el fiscal Dávila había considerado que hay «muchísimas pruebas» de cargo y que todos los imputados fueron ubicados en el lugar del hecho «por cada uno de los testigos».
De esta manera, Dávila desestimó y consideró «una estrategia del defensor» la breve declaración que realizó ayer e acusado Luciano Pertossi, el primero de los rugbiers que rompió el silencio y dijo frente al tribunal: «Yo no estaba ahí».
Además, el fiscal adelantó en el lunes próximo «van a ser interrogados» los dos rugbiers que fueron sobreseídos en la causa, Alejo Milanesi y Juan Guarino, quienes son testigos y tienen obligación de decir la verdad, ya que «mentir acarrea un falso testimonio».
También fue convocado a declarar Tomás Colazzo, un joven a quien los abogados de la familia de la víctima señalan como «el sospechoso número 11», quien nunca estuvo imputado en la causa.
Al igual que en todas las audiencias previas -salvo ante situaciones excepcionales en las que prefirieron salir momentáneamente del recinto-, el debate fue presenciado por Graciela Sosa y Silvino Báez, padres del estudiante de abogacía asesinado.
Al retirarse de los tribunales, y en un breve encuentro con algunos medios de prensa, entre ellos Télam, Silvino dijo que aunque los acusados «nunca van a admitir lo que hicieron», siente «pena por ellos».
«Como padre, siento pena por ellos», señaló Báez, quien a su vez consideró que «hay una prueba muy contundente contra ellos» y que tiene «mucha fe» en que se haga justicia.
Antes, la mamá de Fernando, consultada sobre si esperaba que ayer Luciano Pertossi le pidiera perdón cuando pasó frente al estrado a declarar, dijo: «No soy yo la que deba perdonarlo, que le pida a Dios».
De la jornada de hoy participaron también, pero en el banquillo de los acusados, los ocho imputados: Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21) y Ciro Pertossi (22).
El defensor Hugo Tomei ingresó a los tribunales más de dos horas antes del inicio de la audiencia, y mantuvo desde las 8 una reunión técnica con los acusados en la planta baja del edificio.
Al concluir la jornada, consultado sobre la posibilidad de que alguno de los restantes imputados declare, dijo: «El proceso es dinámico y todo puede pasar. No hay nada cerrado ni programado».