El concejal analizó la situación crítica que atraviesa el país y el panorama local de este brote. Además, el ex secretario de Salud se refirió a la responsabilidad del Gobierno nacional y aseguró que hoy está ausente
Por Sofía Dalonse – CLG
Rosario atraviesa el peor brote de dengue de la última década tras el incesante incremento de casos. Un panorama preocupante, no ajeno a la situación que acontece en el resto de las provincias argentinas. En diálogo con CLG, el concejal Leonardo Caruana, ex secretario de Salud municipal, analizó este contexto, habló de la importancia de la vacuna y la necesidad de que el Estado tome cartas en el asunto para palear el brote.
«Es para preocuparse y ocuparse. Estamos atravesando el brote más intenso de dengue desde el año 1997 que si bien tuvimos el primer caso en la ciudad, cada dos años tenemos un brote muy intenso», afirmó Caruana.
Y continuó: «Este año en particular, la Organización Mundial de la Salud lo anunció como el de mayor jerarquía, es más alto en cuanto a números de casos e internaciones, hospitalizaciones y fallecimientos. Se trata de una situación que ocurre en el país en concordancia con países limítrofes, como Brasil y Paraguay».
Según explicó, hay dos condiciones que hacen que este brote sea muy intenso: el cambio climático y las condiciones de vida. En este sentido, sostuvo: «No se puede analizar el dengue, las enfermedades transmitidas por el mosquito, sin el impacto que esto produce en grandes ciudades donde la urbanización no fue acompañada de una planificación de los servicios urbanos tales como el acceso al agua, desigualdades extremas, pobreza estructural; también hace que las condiciones de prevención sean mucho más difíciles».
En la misma línea, destacó: «Tuvimos tres provincias del norte con casos durante todo el invierno, es decir, que la tropicalización del clima sumado a un mosquito que cada vez más se adapta, como decía el doctor Julio Maiztegui en 1988 cuando hablaba de fiebre hemorrágica argentina, que el problema era el dengue que venía bajando de México».
Caruana aseguró que el dengue «vino para instalarse», y advirtió de la importancia de seguir «cuidándonos con todo». Según explicó, la única diferencia que existe con los brotes anteriores es que hace un año está aprobada la vacuna que es clave para las personas que tuvieron dengue y para empezar a cuidar a los que tienen factores de riesgo.
En este sentido, se refirió a la necesidad de que el Estado intervenga en estas cuestiones: «Es muy importante que empiece a tomar una posición más activa y no solo derivar a las farmacias para que las personas puedan acceder. Analizando la curva epidemiológica, en general vamos atrás del problema porque las condiciones que la provocan tanto desigualdades, pobreza y cambio climático hoy no son agenda de los estados. Estamos atravesando un brote de dengue donde se desconoce el cambio climático».
Y agregó: «Hoy es difícil el acceso al repelente porque no hubo una situación de previsión. Evidentemente, las transiciones políticas no son amigas de una coherencia o planificación y esto hoy está siendo abordado individualmente como cada provincia puede. Dejar que cada provincia aborde el dengue como puede es ponerla casi en la ley de la oferta y la demanda. Santa Fe tiene un laboratorio de producción pública, pero otras provincias no lo tienen y están con muchas dificultades».
Para Caruana, independientemente de cualquier análisis que se puede hacer sobre la vacuna, no hay disenso técnico. El ex secretario de Salud afirmó que «se está tomando el brote de dengue como (Jair) Bolsonaro abordó la pandemia, con una clara delegación a los municipios y las provincias de una responsabilidad nacional en la conducción de un brote».
Asimismo, recomendó cuidarse eliminando los lugares donde se reproduce el mosquito y usando repelente. En cuanto al elemento nuevo que es la vacuna, afirmó que es eficaz y segura previene internaciones o complicaciones.
Al concluir, sostuvo que la centralidad del estado nacional hoy está ausente: «Independientemente de miradas críticas de gobiernos anteriores, se podrían haber hecho muchas cosas para que hoy las góndolas estén llenas de repelentes, se podría haber jerarquizado la producción pública y hoy decir que la vacuna es buena para quien la puede comprar es una contradicción desde el punto de vista sanitario porque no puede ser una estrategia individual que dependa de la capacidad de pago de las personas, sino que tiene que ser una estrategia poblacional ya que se necesita una amplia cobertura para cambiar el rumbo de la enfermedad».
Y cerró: «Es como lo que está pasando hoy en día con las prepagas, cuando el gobierno se instala y para algo puede poner un límite y en estas cuestiones lo puede hacer si toma la decisión política».