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Carnicerías rosarinas: «Hoy la gente suplanta la carne vacuna con cerdo hasta que el bolsillo alcance”


Un informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina destaca fuerte caída del consumo de carne de vaca y desde Rosario lo ratifican

Un relevamiento realizado por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA) advirtió que el consumo de carne vacuna alcanzó su nivel más bajo en los últimos 30 años. En este contexto, las carnicerías locales enfrentan altos costos operativos y observan un cambio en los hábitos de consumo: el cerdo ha tomado la delantera.

Juan Ramos, presidente de la Sociedad de Carniceros, explicó en diálogo con Radio Sí 98.9 que la diferencia de precio entre la carne vacuna y la de cerdo es significativa, lo que ha llevado a muchos consumidores a optar por esta última. «El poder adquisitivo no se recupera y la gente busca opciones. Entre el precio del cerdo y la carne hay una diferencia bastante importante, de entre 40 y 50 por ciento, ahora conviene. La gente suplanta la carne vacuna con cerdo hasta que el bolsillo alcance”, señaló Ramos.

Ramos agregó que los consumidores están eligiendo cortes más económicos y aprendiendo a consumir otras variantes debido a las restricciones económicas. «El carnicero siempre ofrece opciones de segunda línea, que no significa que sean malas ni mucho menos. Por ejemplo, la palomita, el entrecot y el brazuelo. Hoy el kilo de pulpa -nalga, cabeza de lomo, cuadril- tendría que estar en 9 mil pesos para que sea rentable y no lo está”, explicó.

El presidente de la Sociedad de Carniceros también comentó sobre la estabilidad de los precios de la carne vacuna en el mercado, que no se refleja en los precios al consumidor. «Hoy la gente pregunta mucho en los negocios, antes no pasaba», añadió Ramos. En cuanto al precio del cerdo, detalló que el kilo de pulpa ronda los 4.500 pesos, mientras que cortes como el carré, el pechito y las costeletas están por debajo de ese precio.

A pesar de la crisis, Ramos afirmó que «no han cerrado carnicerías, aunque algunas enfrentan problemas de financiamiento». La situación refleja un cambio significativo en los hábitos de consumo de carne en Argentina, impulsado por la búsqueda de alternativas más económicas frente a la disminución del poder adquisitivo.