n la víspera del Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas buscan concientizar sobre las malformaciones que afectan aproximadamente a siete mil recién nacidos en el país al año
Con motivo de celebrarse el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas, especialistas resaltaron la importancia de realizar la evaluación cardíaca fetal, un estudio «crítico que marca la diferencia entre la vida y la muerte».
Este día, que se conmemora cada 14 de febrero, busca concientizar sobre las malformaciones que afectan aproximadamente a siete mil recién nacidos en el país al año.
«El punto más crítico está en la detección precoz, eso es lo que cambia realmente el resultado, marca la diferencia entre la vida y la muerte, porque cuanto antes se establezca el diagnóstico se puede hacer un tratamiento más oportuno en el lugar adecuado», señaló Ignacio Lugones, jefe de la unidad de Cirugía Cardiovascular del Hospital General de Niños Doctor Pedro Elizalde.
Según el Programa Nacional de Cardiopatías Congénitas, este tipo de anomalías congénitas en el corazón o vasos sanguíneos adyacentes es la más común entre recién nacidos, y la primera causa de muerte en el primer año de vida.
Asimismo, dependiendo del tipo de cardiopatía -hay más de 30 tipos- muchos de los efectos producidos deben necesitar un seguimiento cuidadoso a lo largo de la vida.
«La recomendación principal a la población es que tome conciencia de que estas enfermedades existen y en que puede afectar a cualquiera», dijo Lugones.
Y agregó que «es fundamental que la gente realice el screening de esta enfermedad, en particular en la etapa prenatal de diagnóstico fetal» a través del ecocardiograma fetal supervisado por un especialista.
En nuestro país, este tipo de cardiopatías afecta al 1% del total de embarazos, lo que equivale alrededor de 7.000 bebés por año, es decir, «20 niños que todos los días nacen con este tipo de enfermedad», explicó el médico cardiólogo Diego Esandi.
De acuerdo al grado del defecto que se produzca, las consecuencias podrán ser «pequeñas, leves o moderadas; algunas muy serias y algunas, muy pocas, incluso incompatibles con la vida», detalló Esandi y agregó que «de allí que el diagnóstico precoz y la información y orientación adecuada es esencial para que esta condición transite de la mejor manera posible».
El profesional señaló medidas de prevención como la toma de ácido fólico antes y durante el embarazo, prestar atención al consumo de algunos remedios -por parte de la madre- como fenobarbital, hidantoina, acido retinoico, warfarina, ácido acetilsalicílico, metronidazole, alcohol, indometacina y antidepresivos; o la exposición a radiaciones, además de controlar la alimentación.
Si bien, hay un pequeño porcentaje de factores genéticos que inciden en este tipo de malformación, la mayoría de los pacientes «no han tenido una exposición a medicamentos, radiografías, vacunas ni tratamientos nuevos», sino que simplemente «algo ocurrió y no pudimos encontrar por qué motivo pasó», señaló Esandi.
Para el cardiólogo, «la detección de las cardiopatías congénitas hace ya más de 25 años está centrada en el diagnóstico fetal. A partir de la semana 18 y 20 es 100% realizable un estudio del corazón del bebé, y en este estudio buscar la existencia de defectos cardíacos».
Asimismo, la forma de manifestación de las cardiopatías de los bebés durante el período de lactancia es a través de la aparición de sudoración con la alimentación, «sudoración que no es la común del recién nacido, sino que se pone sudoroso el pechito, la boca y la cara», explicó Gladys Salgado, jefa de cardiología del Hospital de Pediatría Garrahan.
Además como parte de los síntomas de insuficiencia cardíaca ya avanzada se observa «palidez, coloración azul alrededor de la boca y los ojos y frialdad en las extremidades».
En cambio, en niños más grandes o adultos se experimenta una «disminución de su capacidad funcional» que implica una menor tolerancia a los esfuerzos, sobre todo para hacer una actividad intensa como correr.
«A medida que avanza esa insuficiencia cardíaca, esa caída de la capacidad funcional se ve cada vez más en ejercicios más leves, por ejemplo ya no corriendo sino caminando, donde les empieza a faltar el aire», detalló Salgado.
La médica también indicó que si bien no todas las cardiopatías «debutan en el recién nacido» y algunas empiezan a tener síntomas en periodos más tardíos, los resultados quirúrgicos para cardiopatías se desarrollaron «enormemente» en las ultimas décadas y «casi el 90% tiene algún grado de resolución quirúrgica».
«Hoy tenemos casi un 80% de nuestra población con portación de cardiopatías que pueden llegar a la vida adulta sin mayores complicaciones» y por este motivo instó a los padres y madres a «no dejarse vencer por la angustia».
Por último, Lugones también señaló que el proceso para determinar la existencia o no de este tipo de malformaciones en las ecografías está ligada la función del obstetra que observa «si el corazón es normal o anormal».
En el caso de que se encuentra algo fuera de lo común, el obstetra deberá derivar el caso a un cardiólogo pediatra que establezca el diagnóstico y coordine con la madre «para que el chico nazca en un lugar donde tenga la posibilidad de ser atendido por su cardiopatía, ya que pocos centros tienen una sala de neonatología de alta complejidad», concluyó el cardiólogo.