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Cardarelli llamó a la sociedad a construir una «patria de hermanos», venciendo la indiferencia y la «cultura del descarte»


En diálogo con CLG, el vicario general del Arzobispado de Rosario dio un mensaje de Pascuas donde analizó la realidad y convocó a trabajar por un proyecto de "país inclusivo"

Por Sofía Dalonse

Monseñor Emilio Cardarelli expresó la necesidad de que la sociedad se involucre para rescatar la patria en estos tiempos difíciles. Así lo destacó el Vicario General del Arzobispado de Rosario, en el marco de su discurso en la celebración por la resurrección de Jesús.

En diálogo con CLG, manifestó que este domingo de Pascua está llamado para ser un día feliz y consideró importante acercarse a la reflexión bíblica: «Es fundamental comprender que en los orígenes de la historia humana, nosotros fuimos entregados por nuestros primeros padres al poder del satanás, del pecado de la muerte; poderes contra cuales por nuestras fuerzas no íbamos a poder derrotar. El padre Dios prometió que alguien vendría para rescatarnos de todo eso, para devolvernos a la amistad e intimidad con él, para volvernos a nuestra dignidad; no de esclavos sino de hijos suyos».

Y continuó: «En Navidad celebramos el cumplimiento de esa promesa; Dios envió a Jesucristo para rescatarnos. Él ha venido como guerrero a luchar por nosotros, y en la Pascua lleva a pleno cumplimiento su misión: nos rescata para Dios, vence a satanás, al pecado y a la muerte. Somos rescatados por Jesucristo; llamados a vivir como tales, acorde a esa dignidad que tenemos, dignidad de hijos de Dios, por lo tanto, de hermanos».

Cardarelli se refirió, además, al contexto económico, político y social actual. En este sentido, aseguró que la sociedad debe involucrarse y comprometerse para modificar la realidad: «Podemos pensar en esta hora de la patria que todos somos llamados a participar de esta misión de rescate. Jesucristo nos rescató y nos hace parte de su poder para que todo sea rescatado para Dios».

En la misma línea, continuó: «Es fundamental, ante todo, rescatar nuestra patria para que podamos vivir con dignidad la cultura del trabajo, que nos incluya a todos, que permita a todas las familias procurarse los bienes necesarios para su desarrollo humano, laboral, social, económico, psicoactivo. También es importante rescatar de su extremo dolor, a través de la cercanía, del afecto y del consuelo a tantas personas que han sido víctimas de violencia extrema y que han dejado en sus vidas heridas muy difíciles de cerrar».

Esta misión de rescate que menciona Cardarelli apunta a construir una patria de hermanos: «Tenemos que rescatar, ante tanta indiferencia y sálvese quien pueda, una cultura del cuidado que garantice las condiciones para ese desarrollo integral y pleno de cada personas. Y, sobre todo, rescatar un proyecto de país inclusivo, fraterno, desarrollado».

Además, se refirió a la importancia de la educación para rescatar a tantos jóvenes de las drogas, la cual sigue penetrando fácilmente en los barrios e hizo mención de cómo el narcotráfico viene ganando territorios hace décadas y deja destruidas un montón de vidas y familias.

«Hace unos días leíamos un comunicado de la comisión episcopal para la pastoral social en función de rescatar a nuestros jóvenes vulnerables, y planteaba si necesitamos más guardia-cárceles o más escuelas y docentes con salarios dignos y capacitados. Este rescate de la juventud y las familias supone repensar la estructura de las escuelas, potenciar lugares de participación, proyección, que ya existen como clubes, polideportivos, capillas, centros vecinales«, dijo al respecto.

Y continuó: «Esta misión de rescate, para que podamos vivir como hijos de Dios y hermanos de Jesucristo, sobre todo, es necesario un proyecto que pueda ofrecer a nuestros jóvenes motivos para soñar, creer, un futuro con esperanza…una salida, que no sea Ezeiza o las drogas, ni las armas ni los cementerios».

En este sentido, sostuvo que esto requiere pensar en políticas públicas a largo plazo: «No se trata de medidas que puedan caer bien en periodos electorales o que pueden tener en lo inmediato redito político pero que se quedan muy cortas. Esta misión de rescate implica a los dirigentes de movimientos sociales, sindicalistas, dirigentes de entidades deportivas, al mundo empresario y a todos los ciudadanos; todos podemos aportar algo».

Al concluir, expresó que es todo esto es posible y llamó a los ciudadanos a inspirarse en la buena gente, los que se involucran y solidarizan con los más vulnerables y los que menos tienen; quienes ante las dificultades no bajan los brazos: «Esta gente, que es mucha, nos inspira esperanza y nos hace construir un futuro mejor».

Finalmente, nombró al Papa Francisco y recordó el lema que eligió para este año, por los 2025 años del nacimiento de Jesús: «Para que juntos caminemos por esperanza; la pascua es un llamado a la esperanza, pero una esperanza como virtud activa, que nos compromete con la realidad. No solamente decimos que la pascua nos abre las puertas del cielo, sino que nos compromete como ciudadanos de esta tierra».

Y cerró: «Involucrarse a esta misión de rescate para vivir las consecuencias de la pascua supone, sin duda, vencer todo tipo de indiferencia; vencer la cultura del descarte. Que Dios los bendiga a todos».