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Cáncer de mama y el trabajo con la imagen corporal


 

Una de las cuestiones que más impactan a las mujeres con cáncer de mama es su imagen corporal ante la caída del pelo y otros efectos del tratamiento con quimioterapia, pero, fundamentalmente, en aquellas que deben someterse a una mastectomía, es decir, la extirpación completa de una o ambas mamas.

Afortunadamente, muchos casos se resuelven con otros tipos de abordaje, sin necesidad de recurrir a esta cirugía, pero es cierto que todavía es un tratamiento de opción en determinadas circunstancias.

«La imagen que devuelve el espejo es un tema esencial para trabajar con las pacientes, ya que las mamas están asociadas a la sexualidad, a la femineidad, al sentirse mujer. La psicoprofilaxis quirúrgica es necesaria en las mujeres que deben someterse a una intervención quirúrgica, como es la mastectomía», reveló la Licenciada María Liz Zanin.

Zanin, quien es coordinadora de la Unidad de Psicooncología del Hospital Dr. José Ramón Vidal, de la provincia de Corrientes, añadió: «El trabajo psicoterapéutico es fundamental para la preparación psíquica de esa intervención y el duelo correspondiente a la pérdida de la mama.

Se trabajan con distintas herramientas cognitivo-conductuales, de visualización, entre otras, para que no sea tan fuerte el shock tras la operación».

En tanto, para la Dra. Lorena Lainati, subjefa del Servicio de Oncología del Municipio de San Isidro, verse bien es un derecho: «Una mujer que está luchando por vivir, pero que además perdió una mama, realmente siente que está perdiendo partes de su cuerpo, pierde energía y vitalidad, es demasiado».

«Muchas veces, se relaciona la imagen personal con la frivolidad, pero en realidad el ser humano tiene el derecho a la armonía, a la percepción de lo bello. Nuestra imagen contribuye a darnos la seguridad para el desarrollo pleno de nuestra actividad social, laboral, para vincularnos con nuestra pareja y nuestros hijos; es un derecho y hay que hacerlo valer», añadió.

Para la Lic. Zanin la iniciativa de tatuar las areolas a las mujeres que pasaron por una reconstrucción mamaria es destacable: «La reconstrucción completada con el tatuaje es devolver a las pacientes la posibilidad de sentirse mujeres plenas. Ciertamente, no habían dejado de serlo, pero lo visual molesta, en la intimidad, en la sexualidad, en la mirada de los demás, en el sentirse expuestas frente a la sociedad. Se sacaban la ropa, se miraban al espejo y la mama no estaba», sostuvo.