El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, saborea una victoria largamente esperada. El Senado aprobó este martes la legalización del cannabis -con 52 votos a favor, 29 en contra y dos abstenciones- y abrió el camino para su libre producción y consumo en el país norteamericano en un periodo de entre ocho y 12 semanas. En la práctica, esto supone que los consumidores canadienses estarán amparados por la ley a partir de septiembre. Tras el voto del Senado la ley deberá ser homologada por la gobernadora general del país, que representa a la reina Isabel II.
Pero ese paso, que se se espera que se realice en las próximas horas, no es más que un mero trámite para que Canadá se convierta formalmente en el primer país del G20 -el ente que agrupa a las 20 mayores potencias del planeta- en autorizar el libre consumo y producción de marihuana.
Canadá pone así fin a la prohibición que pesaba sobre el cannabis desde 1923. El uso medicinal estaba permitido desde 2001. La legalización total de la marihuana formaba parte del programa electoral con el que el hoy primer ministro, el liberal Justin Trudeau, ganó las elecciones de 2015. Entre sus argumentos a favor de la medida citaba el hecho de que, al quedar en manos del Estado, el cannabis no estaría al alcance de los menores y del crimen organizado que hoy se lucra con su producción y venta. «Ha sido muy fácil para nuestros niños hacerse con marihuana y para los criminales cosechar beneficios [derivados de su comercialización]. Hoy cambiamos eso», ha escrito en un tuit el jefe de Gobierno canadiense. Por su parte, Ginette Petitpas Taylor, ministra federal de salud, dijo que se trata de una política responsable y equilibrada.
La regulación sobre la producción de cannabis se aplica a escala federal, pero en el caso de la venta, las autoridades estatales y locales tienen un mayor poder de acción tanto sobre los establecimientos de titularidad pública como sobre aquellos de propiedad privada.
La ley estipula, entre otros puntos, que el cannabis sea producido por compañías autorizadas -muchas de ellas se dedican ya a la marihuana de uso medicinal- y que la venta tenga lugar en tiendas propiedad de las distintas provincias -en un caso similar a los establecimientos que expenden alcohol-. Además la norma también señala que la posesión no puede ser superior a los 30 gramos y establece la edad mínima de compra y consumo en los 18 años, aunque algunas provincias ya han indicado que en sus territorios será a partir de los 19 años de edad, como sucede con las bebidas etílicas. Asimismo, el 75% del dinero recabado en impuestos llegará a las provincias y el 25% restante irá a las arcas federales.
Al ser la primera gran economía del mundo en legalizar plenamente el cannabis, el paso dado por Canadá será, previsiblemente, observado muy de cerca por otros grandes países que ahora debaten si actuar o no en la misma dirección. También por inversores globales que ya han invertido dinero en empresas canadienses relacionadas con el creciente negocio de la marihuana. Firmas como Canopy Growth, Aphria, Horizons Marijuana Life Sciences o Aurora Cannabis se han situado en el centro del frenesí financiero en anticipación a la aprobación legislativa lograda este martes. El plan inicial del Gobierno canadiense pasaba por que la producción y el consumo de marihuana fuesen plenamente legales en julio de este año, pero el nuevo esquema legal entrará finalmente en vigor un par de meses después.
«Los 90 años de prohibición han terminado. Es el resultado de una política social transformadora, creo. Un movimiento valiente por parte del Gobierno», ha aplaudido el senador independiente Tony Dean -firme defensor de la medida- en una entrevista concedida a la cadena de televisión nacional CBC.
Los liberales presentaron la propuesta en abril del año pasado en el Parlamento, donde cuentan con mayoría. Después de pasar varios meses entre ambas Cámaras, finalmente este martes el Senado lo ha aprobado, a pocos días de su última sesión antes de las vacaciones de verano. La principal recomendación de los senadores a los miembros del Parlamento era tomar en cuenta las opiniones de los Gobiernos provinciales sobre un asunto específico: la ley autoriza que cada hogar canadiense cuente con un máximo de cuatro plantas de marihuana. Manitoba y Quebec han expresado su rechazo a la medida, pero Trudeau se ha mostrado inflexible y el Senado optó por no prolongar más los debates. Es probable que los Gobiernos de Manitoba y Quebec lleguen a los tribunales para defender su postura.
Durante su campaña electoral, Justin Trudeau hizo dos promesas que se desmarcaron de las del resto de candidatos. La primera fue llevar a cabo una reforma electoral, que en febrero de 2017 abandonó, según explicó, por la falta de consenso entre la población. La segunda fue la legalización del cannabis. Finalmente ha sido esta última la que ha conseguido aprobar. Trudeau al fin recibe una buena noticia tras semanas de tensiones diplomáticas y comerciales con Washington.
Fuente: El País