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Campaña de alimentos de la biblioteca Vigil para los comedores del barrio Tablada


La pandemia obligó a la institución a dejar de realizar las numerosas actividades culturales que normalmente realiza. A pesar de esto, decidió organizar una colecta solidaria de alimentos para ayudar a comedores que funcionan en el barrio  

Por Diego Carballido

La biblioteca Vigil es un emblema de la cultura rosarina que funciona desde hace años en el barrio de Tablada. La declaración de la pandemia de coronavirus, y el posterior aislamiento social obligatorio, obligaron a cerrar sus puertas y a dejar de realizar las numerosas actividades culturales que normalmente se organizan en el edificio de Alem y Gaboto. Sin embargo, comprometidos con la realidad social de sus socios y vecinos, decidieron llevar adelante una campaña solidaria de alimentos para asistir a una serie de comedores de la zona.

Micaela Pertuzzo es una de las integrantes de la biblioteca Vigil y en diálogo con CLG dio detalles de la iniciativa: «Tenemos muchos socios que participan activamente organizando eventos y campañas de lecturas, entre otras actividades, antes del establecimiento de la cuarentena, y comunicándonos mediante las redes sociales decidimos hacer algo para el barrio porque la situación está bastante complicada».

Así surgió la colecta solidaria donde reciben, desde los primeros días de mayo, tanto alimentos como comida, aunque Pertuzzo hizo especial énfasis en la cuestión alimentaria que es la que tiene mayor demanda. “Para lo único que se encuentra abierta la biblioteca es para recibir donaciones de 10 a 12 del mediodía y por la tarde de 16 a 19. Los voluntarios que no están dentro de la población de riesgo están ayudando a acopiar y distribuir los alimentos”, detalló Pertuzzo y agregó: “Una vez por semana, y teniendo en cuenta todos los protocolos de seguridad, vamos a buscar las donaciones de quienes no pueden llegarse hasta la biblioteca».

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Al referirse a la situación que vive la Vigil, Pertuzzo compartió que no saben cuándo van a retomar su normal funcionamiento “porque todos los eventos que nosotros hacíamos parece que va a ser de las últimas actividades en regresar” y aseguró que «está muy difícil”.

“Tratamos de que los socios paguen la cuota por diferentes medios de pago electrónicos, pero muchos ante esta situación no pueden hacerlo o ya se dieron de baja», explicó Pertuzzo. Uno de los principales ingresos que suele tener la biblioteca es el pago de una cuota muy económica de 120 pesos, con la cual los socios acceden a talleres y capacitaciones de manera gratuita. “Otro de los ingresos que teníamos era el alquiler del teatro, pero ahora no está funcionando», compartió Pertuzzo.

«Estamos revisando cuáles van a ser las actividades de la Vigil en un futuro. Si bien llevamos adelante esta campaña solidaria, no es nuestra función principal porque nosotros ofrecemos cultura y educación», explicó la integrante de la biblioteca y adelantó que están «pensando en talleres virtuales, pero sabemos que no todos pueden acceder a los dispositivos y la idea de la Vigil siempre fue la inclusión». Del funcionamiento del edifico también dependen numerosas fuentes de trabajo de las personas que desarrollan actividades dentro de la biblioteca.

Producto del acercamiento con feriantes y artistas de la ciudad, la Vigil puso en funcionamiento una serie de ferias virtuales denominadas “feriazos”, donde se publican fotos de producciones artesanales y artísticas, junto con el contacto de las personas que lo producen, a través de las redes sociales de la biblioteca. «Llegamos a tener contacto con hasta 150 feriantes y con la cuarentena quisimos sostener los vínculos, por eso decidimos hacer esta actividad de manera virtual. Es una manera de ayudar con sus producciones», concluyó Pertuzzo.