La crisis económica que atraviesa el país, la caída en la imagen del presidente Mauricio Macri y la fórmula presidencial del Partido Justicialista que encabeza Alberto Fernández con Cristina Fermández de Kirchner como ladera llevaron a Cambiemos a una incertidumbre electoral a menos de un mes del cierre de listas.
Para los aliados de la alianza oficialista, el presidente ha perdido la confianza y es necesario cambiar Cambiemos. El llamado «Plan V» tiene a María Eugenia Vidal como la opción más viable que se viene barajando hace meses para las presidenciales de octubre. Sin embargo, el periodista Joaquín Morales Solá en su editorial en el diario La Nación del día domingo aseguró que “esa alternativa es una vieja idea de sectores empresariales importantes en un país donde los hombres de negocios creen saber más de política que los políticos”.
Puertas adentro, el presidente afirma que el candidato de la alianza es él; el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, asegura que «no hay mejor candidato que Macri». Puertas afuera, los ministros indican que no hay dudas de que el presidente buscará la reelección. «Nuestro candidato claramente es Mauricio Macri, ya lo ha dicho él y todas las personas que integran nuestro espacio», sostuvo la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley.
Sin embargo, las presiones no cesan. La mayoría de los integrantes de Cambiemos están seguros que la candidata obligada es la gobernadora de la provincia de Buenos Aires.
Para calmar un poco las aguas, esta semana circuló el rumos puertas adentro de Cambiemos que Vidal sería la precandidata a la vicepresidencia de la Nación. Una estrategia que pareciera, a priori, errónea si se piensa que la mala imagen del gobierno no subiría y no existiría un candidato para la gobernación de Buenos Aires.
Otro binomio que circuló en estos últimos días fue el Vidal – Lousteau. Una fórmula que solucionaría dos problemas: la mala imagen de Cambiemos balanceada por la gobernadora de Buenos Aires y la ansiada ampliación que exige el radicalismo.
La única certeza hasta el momento es que mientras el Partido Justicialista se muestra tranquilo y con aires triunfalistas, las internas y la incertidumbre en Cambiemos no paran de aumentar.