Buenos Aires, 04 de enero (Télam)
La sed, una sensación que muchas personas subestiman, es el primer síntoma de que el cuerpo está deshidratado, aseguran los especialistas y alertan que la pérdida de líquido corporal aumenta con las altas temperaturas y puede traer consecuencias graves sobre la salud especialmente todo en grupos vulnerables, como niños, ancianos, y embarazadas.
«La sed es el primer indicio de que el cuerpo está necesitando líquido y es importante atender a esa demanda para evitar que el cuadro de deshidratación avance», indicó a Télam Roberto Fayanás, jefe de Medicina Interna General del Hospital de Clínicas.
«Cuando no se compensa ese líquido suele disminuir la presión arterial, lo que provoca cansancio, mareos e incluso puede llevar a un desmayo; si el cuadro se agudiza la persona puede presentar confusión y en un caso extremo llegar a un coma, pero esto no es habitual», agregó.
El especialista sostuvo que «en condiciones normales el cuerpo se autorregula, por eso es importante estar atentos a la sed, y a la sensación de boca seca y pastoza para ingerir líquido; en este contexto un primer problema se presenta con aquellas personas que tienen afectado el sensorio, como puede suceder con algunas personas mayores o los bebés que no pueden expresar su necesidad».
Fayanás describió que «las personas con enfermedades crónicas (como diabetes o enfermedades renales) o bien aquellos que atraviesan cuadros febriles durante varios días o diarreas son más vulnerables a tener cuadros graves de deshidratación porque están expuestos a perder líquido en forma más abrupta».
En tanto, Edgardo García Espina, Jefe de Emergencias de la Clínica Zabala, puntualizó que «definimos como deshidratación a la disminución del agua corporal total producida por el desequilibrio entre las pérdidas de líquidos o fluidos y su ingreso, es decir, que las pérdidas superan los ingresos»,
«Cuando tenemos sed es porque ya existe cierto grado deshidratación, con lo cual hay que anticiparse bebiendo agua durante todo el día. En principio, nos podemos ayudar colocando alarmas en el celular que nos recuerden que debemos hidratarnos de forma continua, de esta forma realizamos un ejercicio consciente de una correcta hidratación», sumó.
Espina describió que «una adecuada hidratación permite al organismo mantener un buen funcionamiento de muchas reacciones químicas internas, el adecuado equilibrio de muchos minerales como el sodio, potasio, calcio entre otros, es decir, que resulta fundamental para mantener el buen funcionamiento celular y de muchos órganos».
Según el especialista «una adecuada hidratación también previene la descompensación de enfermedades prevalentes como la diabetes o la hipertensión así que debemos considerar al agua como esencial para mantener la homeostasis o equilibrio de nuestro organismo».
En referencia a cuánta agua hay que ingerir, ambos coincidieron que «la sed» es el mejor indicador: «Tomar poca agua es tan malo como tomar mucha y en forma desmedida, por ello en gente joven y consciente el mecanismo de la sed es el mejor indicador», expresó.
Espina agregó que «los requerimientos diarios de agua en los niños son muy variables ya que dependen de la edad y el peso. La recomendación general es que se deben consumir mucho líquido todos los días sobre todo en días calurosos y mientras estén realizando ejercicios, incentivándolos a tomar agua cada 15 minutos mientras estén en actividad; en tanto las embarazadas y mujeres en tiempo de lactancia necesitan más de 2 litros por día».
Además de beber agua, los especialistas recomendaron evitar actividad física en horarios de mayor calor, correr o caminar al sol los días de temperaturas elevadas, evitar el consumo de alcohol (que afecta los sentidos) y comer frutas y verduras.
«La sed es el primer indicio de que el cuerpo está necesitando líquido y es importante atender a esa demanda para evitar que el cuadro de deshidratación avance», indicó a Télam Roberto Fayanás, jefe de Medicina Interna General del Hospital de Clínicas.
«Cuando no se compensa ese líquido suele disminuir la presión arterial, lo que provoca cansancio, mareos e incluso puede llevar a un desmayo; si el cuadro se agudiza la persona puede presentar confusión y en un caso extremo llegar a un coma, pero esto no es habitual», agregó.
El especialista sostuvo que «en condiciones normales el cuerpo se autorregula, por eso es importante estar atentos a la sed, y a la sensación de boca seca y pastoza para ingerir líquido; en este contexto un primer problema se presenta con aquellas personas que tienen afectado el sensorio, como puede suceder con algunas personas mayores o los bebés que no pueden expresar su necesidad».
Fayanás describió que «las personas con enfermedades crónicas (como diabetes o enfermedades renales) o bien aquellos que atraviesan cuadros febriles durante varios días o diarreas son más vulnerables a tener cuadros graves de deshidratación porque están expuestos a perder líquido en forma más abrupta».
En tanto, Edgardo García Espina, Jefe de Emergencias de la Clínica Zabala, puntualizó que «definimos como deshidratación a la disminución del agua corporal total producida por el desequilibrio entre las pérdidas de líquidos o fluidos y su ingreso, es decir, que las pérdidas superan los ingresos»,
«Cuando tenemos sed es porque ya existe cierto grado deshidratación, con lo cual hay que anticiparse bebiendo agua durante todo el día. En principio, nos podemos ayudar colocando alarmas en el celular que nos recuerden que debemos hidratarnos de forma continua, de esta forma realizamos un ejercicio consciente de una correcta hidratación», sumó.
Espina describió que «una adecuada hidratación permite al organismo mantener un buen funcionamiento de muchas reacciones químicas internas, el adecuado equilibrio de muchos minerales como el sodio, potasio, calcio entre otros, es decir, que resulta fundamental para mantener el buen funcionamiento celular y de muchos órganos».
Según el especialista «una adecuada hidratación también previene la descompensación de enfermedades prevalentes como la diabetes o la hipertensión así que debemos considerar al agua como esencial para mantener la homeostasis o equilibrio de nuestro organismo».
En referencia a cuánta agua hay que ingerir, ambos coincidieron que «la sed» es el mejor indicador: «Tomar poca agua es tan malo como tomar mucha y en forma desmedida, por ello en gente joven y consciente el mecanismo de la sed es el mejor indicador», expresó.
Espina agregó que «los requerimientos diarios de agua en los niños son muy variables ya que dependen de la edad y el peso. La recomendación general es que se deben consumir mucho líquido todos los días sobre todo en días calurosos y mientras estén realizando ejercicios, incentivándolos a tomar agua cada 15 minutos mientras estén en actividad; en tanto las embarazadas y mujeres en tiempo de lactancia necesitan más de 2 litros por día».
Además de beber agua, los especialistas recomendaron evitar actividad física en horarios de mayor calor, correr o caminar al sol los días de temperaturas elevadas, evitar el consumo de alcohol (que afecta los sentidos) y comer frutas y verduras.