Científicos de Brasil, Uruguay y Argentina están desarrollando un producto amigable con el ambiente que reemplace a los insecticidas para controlar a la mosca de los cuernos, un insecto que se alimenta de la sangre del ganado bovino y que genera una gran pérdida de producción de carne, de leche y de cuero, se informó este lunes.
Un equipo liderado por el médico y entomólogo brasileño José Ribeiro, investigador del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, logró identificar proteínas de la saliva de la mosca del cuerno que neutralizan el sistema inmune de las vacas, toros y bueyes para seguir alimentándose de su sangre, reportó la Agencia CyTA-Fundación Leloir.
“Los principales blancos de una potencial vacuna contra esta mosca son los componentes de la saliva de la mosca (que tienen actividad antinflamatoria, anticoagulante o digestiva) y del intestino, que puedan ser atacados a través de la sangre consumida de los bovinos afectados”, dijo Martín Breijo, de la Unidad de Reactivos y Biomodelos de Experimentación de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (UdelaR), de Uruguay.
El estudio, publicado en la revista “BMC Genomics” de BioMed Central, también identificó por primera vez la presencia de dos nuevos virus patógenos en el intestino de la mosca: un densovirus y un Nora virus.
Estos hallazgos abren las puertas “al desarrollo de nuevas estrategias de control biológico de estos insectos plaga”, afirmó el también autor del estudio, el biólogo argentino Humberto Debat, del Instituto de Patología Vegetal del Centro de Investigaciones Agropecuarias (IPAVE), que depende del INTA Córdoba.
A través de diversos análisis bioinformáticos, los investigadores lograron predecir el componente global proteico de la saliva y el intestino medio de la mosca de los cuernos.
“Con esta información es posible sintetizar las moléculas de interés en sistemas bacterianos o en cultivos celulares y producir otras recombinantes en gran escala que podrían usarse como antígenos de vacunas”, agregó Debat.
El manejo actual de este insecto plaga depende del uso de insecticidas para su control, aunque esa estrategia puede contaminar suelos y cursos de agua y afectar el acceso de la carne a algunos mercados.
“Nuestro estudio sienta las bases para desarrollar una vacuna que, además de cuidar al ganado bovino, proteja al ambiente”, concluyó Breijo.