La mujer falleció el pasado jueves 13 de mayo en la localidad de Coronel Suárez
El Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires confirmó hoy el primer caso mortal de rabia en humanos de los últimos 40 años en territorio bonaerense, tras el análisis postmorten de los tejidos de una mujer fallecida en la localidad de Coronel Suárez.
Según se informó oficialmente, tras la confirmación del diagnóstico, las autoridades sanitarias se encuentran desarrollando acciones de prevención e inicio de control de foco en esa localidad con intensificación de las acciones de control animal para prevenir la ocurrencia de nuevos casos humanos o animales.
La mujer falleció el pasado jueves 13 de mayo, pero su caso se había empezado a investigar el 6 de mayo cuando fue internada y sus familiares comentaron a los médicos que había sufrido una mordedura de un felino no doméstico (asilvestrado) a principios de marzo.
El mismo 6 de mayo, el Instituto Nacional de Microbiología Dr. Malbrán comenzó a analizar muestras de líquido cefalorraquídeo, saliva y biopsia de piel de la mujer de 33 años, ante la sospecha de encefalomielitis rábica, las cuales no detectaron virus o respuesta inmunológica asociada en ese momento.
Según se informó, la mujer había consultado al servicio de salud el pasado 18 de abril porque sentía debilidad en sus miembros superiores y alteración de la sensibilidad.
En los días posteriores se agregaron síntomas de excitación psicomotriz, cefalea, fotofobia, alteración sensorial y midriasis que evolucionó en un deterioro del nivel de la conciencia, tuvo que ser internada y llegó a un estado de coma.
Según el comunicado de la cartera sanitaria bonaerense, para prevenir nuevos casos humanos o animales, se encuentran participando integrantes del área veterinaria municipal, SENASA, Distrito 12 del CVPBA, veterinarios del ámbito privado y ciudadanos de dicha localidad, con el apoyo de la Región Sanitaria 1, Zoonosis Rurales y Zoonosis Urbanas del Ministerio de Salud provincial.
Hasta la fecha se vacunaron 1.417 animales y no se han identificado nuevos focos en animales silvestres analizados.
El último caso mortal de rabia en humanos había ocurrido en la provincia de Buenos Aires en 1981 y en el país el último fue en 2008.
La rabia es una enfermedad zoonótica causada por el virus de la rabia (RABV) -familia Rhabdoviridae género Lyssavirus-, y se transmite al ser humano a través de saliva de animales infectados, tanto domésticos (principalmente perros y gatos) como animales silvestres (murciélagos, zorros, zorrillo).
Generalmente, el virus entra a través de la piel y membranas mucosas, por mordeduras o arañazos. El período de incubación de la enfermedad es variable, y en humanos va desde menos de dos semanas hasta más de un año, con un promedio de dos a cuatro meses.
Este período está estrechamente ligado a localización, profundidad y gravedad de la mordedura, arañazo, etc, del animal infectado, proximidad de troncos nerviosos, distancia al cerebro y cantidad de partículas virales inoculadas.
El virus rábico es neurotrópico y su acción en el sistema nervioso central produce un cuadro clínico de encefalomielitis aguda.
Y los síntomas incluyen manifestaciones de hiperexcitabilidad creciente, con fiebre, delirios y espasmos musculares involuntarios generalizados y /o convulsiones que evolucionan a un cuadro de parálisis con alteraciones cardiorrespiratorias, presentación de coma y evolución al óbito en un período de cinco a siete días.
Cuando aparecen los síntomas, la enfermedad es fatal, por eso es muy importante la profilaxis post exposición, tanto con la vacuna como con la inmunoglobulina de acuerdo con la gravedad que el caso requiera.
Para la prevención de la enfermedad, las autoridades recomiendan realizar la vacunación antirrábica en animales domésticos a partir del 3º mes de vida y revacunación anual.
Además, recomiendan observar a los animales involucrados en accidentes por mordedura o contacto infectante presuntamente a virus rábico; y notificar inmediatamente una mordedura para el control del paciente con el tratamiento de la herida y la inmunización pasiva con inmunoglobulina antirrábica y la vacunación post exposición.