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Brunella, la historia de una muñeca para «transformar el dolor en amor»


Por Emilia Ottogalli

«Transformar el dolor en amor«, esa es la función de Brunella. Se trata de la historia de una muñeca, cuya producción le sirvió a una madre para atravesar la pérdida de su hijo. Es la historia de Claudia, que acompañada de su amiga Alejandra, tomó esta oportunidad para seguir adelante. CLG dialogó con ambas para conocer un poco más de su iniciativa.

«Hace unos 20 años, Claudia empezó a hacer muñecos. Ella tiene cuatro hijos, uno de ellos, Bruno, falleció hace cuatro años cuando tenía 22. Ellos siempre estaban juntos y él la ayudaba con los muñecos. Un tiempo antes de fallecer le planteó que debía crear una muñeca, en ese momento ella no le dio trascendencia, pero después de que murió, quiso salvarse de ese dolor tan grande y creó a Brunella», contó Alejandra.

«Brunella para mí significa vida, esperanza y poder seguir», resumió Claudia con simpleza, pero consciente de todo lo que esas palabras implican. Y a esto agregó: «Es transmitir que el dolor se puede transformar totalmente en amor. Él era amor puro».

En cuanto al proyecto «Mi Brunella«, Alejandra manifestó: «En diciembre del año pasado yo la conozco a Claudia porque fui a su negocio con mi hija de 8 años buscando comprar un duende y a partir de ahí fue como un flechazo con esta amistad». «Ella me propuso trabajar juntas. Yo el don que ella tiene con sus manos no lo tengo, pero tengo la otra parte que es de trámites, conectarse con la gente para la venta y demás, que a ella no le gusta tanto. La verdad que formamos un buen equipo», continuó.

Posted by Mi Brunella on Tuesday, July 30, 2019

«Esto en pocos meses hizo una explosión, no lo podemos creer«, dijo con alegría. «En Rosario hubo un foro de angeología con gente de distintos países. Nos ofrecieron poner un stand y lo pusimos. A partir de ahí, la gente de España se llevó los productos y empezó a venderlos allá. A la gente le gustó mucho y Brunella resurgió«, detalló.

Claudia, por su parte, resumió: «Nunca me imaginé que tuviera tanto impacto tan rápido«. Sin embargo, tiene un posible explicación para esto: «Creo que el mundo busca cosas que nos den paz y tranquilidad. Los ángeles tienen una misión y yo creo en eso».

Las amigas están construyendo un espacio para poder dar talleres y vender sus productos en Roldán. La idea es tener un «buen lugar». «Viendo todo lo que pasó, queremos encaminarlo de otra manera, darle un giro más espiritual», aseguró Alejandra.

En cuanto a la producción en sí, señaló: «Todo lo hace Claudia. Ella está apostada a sus muñecos las 24 horas del día, no se puede creer el amor con que lo hace y con la rapidez». «Si yo pudiera grabarla cuando termina una muñeca, ahí te das cuenta el amor que le pone a cada uno de sus muñecos. Siempre pienso lo que debe sentir, porque es un dolor que solo el que lo pasa lo sabe», comentó.

Además, no quiso dejar pasar la oportunidad para decir: «La verdad que la admiro muchísimo, no la veo llorando, ni desesperada. Ella habla de su hijo como si lo tuviera con ella y realmente hay una conexión muy grande entre los dos y lo sigue teniendo con ella. Ella siempre dice que es Bruno el que hizo todo esto».

En esa misma línea, Claudia relató: «A mí no me quedó nada pendiente con mi hijo porque siempre fuimos muy amigos, muy compañeros, hablamos todo. Yo no tengo culpas, nunca me pregunté ni por qué se fue ni por qué a mí. Simplemente el para qué. Y ahora lo entiendo».

«Él se fue porque era su misión en esta vida estar este tiempo, para mí es un revivir y ser mamá desde otro punto», reflexionó.

Y por último, dejó un mensaje esperanzador: «Para mí Brunella es poder transformar el gran dolor en el gran amor a las otras personas, a los que lo necesitan. Hay muchas personas que pierden seres queridos, pero si uno aprende que están de una u otra forma aprende a sobrellevar el dolor».