Cada año, se notifican nuevos casos de infecciones respiratorias agudas, siendo la bronquiolitis una de las más frecuentes en los niños menores de dos años y cuya mayor incidencia es en los meses de otoño e invierno. Tener conocimiento sobre la enfermedad, su prevención y los tratamientos disponibles brinda herramientas para disminuir su impacto en la salud de los más pequeños.
Las médicas Verónica Aimar y Celeste Berecoechea, profesora de atención médica primaria de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y jefa del servicio de Medicina General Ambulatoria del Hospital Universitario Austral, respectivamente, despejaron las dudas que todo padre necesita saber para identificar a tiempo esta enfermedad, y disminuir su impacto en la salud de los más pequeños.
Los bebés de tres a seis meses con bajo peso al nacer o prematuros son los más propensos a sufrir complicaciones por bronquiolitis
– ¿Por qué la bronquiolitis produce dificultad para respirar?
– Porque se produce una inflamación difusa en los conductos más pequeños del tracto respiratorio inferior llamados bronquiolos.
– ¿Cuál es su causa y mecanismo de contagio?
– Las causantes son las infecciones virales, como el Virus Sincitial Respiratorio (VSR) -agente causal más frecuentemente involucrado-, el virus Haemophilus influenzae -productor de gripe-, el parainfluenzae y otros.
El mecanismo habitual de contagio es a través de un adulto o niño resfriado, mediante las gotitas minúsculas de la nariz o los bronquios al toser o estornudar que contaminan superficies, juguetes y distintos utensilios, o el contacto directo con las manos contaminadas.
– ¿Qué síntomas presenta?
– Durante los tres primeros días la enfermedad se manifiesta con tos, mucosidad nasal, congestión y fiebre. Los siguientes cinco a siete días se presenta dificultad respiratoria, agitación y silbidos en el pecho. Se puede notar que la respiración se vuelve más rápida, con mayor esfuerzo de los músculos del tórax y cuello, además de dificultad para alimentarse, irritabilidad y somnolencia. La recuperación completa puede tardar entre dos a tres semanas, donde persiste tos catarral.
– ¿Cómo se previene la infección?
Son muchas las acciones a implementar:
– Lavándose frecuentemente las manos con agua y jabón.
– Cubriéndose nariz y boca con el pliegue del codo al toser o estornudar.
– No exponiendo a los bebés a personas resfriadas o con tos.
– No llevándolos al jardín de infantes resfriados o con tos.
– Ventilando los ambientes -no usar sahumerios ni braseros-.
– Manteniendo la lactancia materna.
– Teniendo la vacunación completa para la edad, en especial, la vacuna antigripal.
– Desinfectando las superficies que puedan contaminarse como objetos, juguetes, perillas de puertas, etc.
– Evitando la exposición al tabaquismo en todas sus formas. Tanto el tabaquismo pasivo (fumar en la misma habitación), en otras habitaciones o afuera del hogar, son riesgosas para los adultos y niños (tabaquismo de segunda y tercera mano).
La mayoría de las veces el cuadro es leve y requiere atención ambulatoria, y sólo en el 3% de los casos puede requerir aporte de oxígenos o internación
– ¿Hay niños más vulnerables o con más riesgos de complicaciones y gravedad?
– Sí, los bebés de tres a seis meses con bajo peso al nacer o prematuros. También aquellos con otras enfermedades de base, inmunocomprometidos, desnutridos, expuestos a tabaquismo pasivo, y los alimentados con suplementos exclusivamente (la lactancia materna protege frente a estas enfermedades).
A su vez, están en riesgo los niños con esquemas de vacunación incompletos, quienes presenten vulnerabilidad socioeconómica o vivan en hacinamiento.
– ¿En qué consiste el tratamiento?
– Frente a la aparición de agitación en la respiración y dificultad en la alimentación es importante no medicar a los niños, y consultar al centro de salud más cercano. Al ser una enfermedad causada por virus, generalmente, no deben recibir antibióticos. Se recomienda mantener lactancia materna.