La actriz francesa defendió al director franco-polaco de las protestas en su contra
La actriz francesa defendió al director franco-polaco de las protestas en su contra
Brigitte Bardot, ex actriz y símbolo sexual del cine francés, salió hoy en defensa del cineasta franco-polaco Roman Polanski, luego de que este decidiera no concurrir esta noche a la ceremonia de los premios César para evitar las protestas previstas por diversos grupos ante las acusaciones por violación que pesan en su contra.
La última película de Polanski, “J’acusse”, obtuvo doce nominaciones en los galardones más importantes del cine francés.
“Afortunadamente Polanski existe y salva al cine de su mediocridad”, señaló Bardot a través de un posteo en su cuenta de Twitter, un día después de que el director anunciara que no iría a la gala para evitar el “linchamiento público” del que se siente víctima.
Retirada de la luz de los reflectores y de escasas apariciones mediáticas, la ex actriz parisina de 85 años agregó en su mensaje: “Le juzgo por su talento y no por su vida privada. Lamento no haber rodado nunca con él. ¡Viva Roman!”.
No es la primera vez que Bardot asume una postura en disidencia con los grupos feministas de su país, ya que en los últimos años también había tildado de “hipócritas y ridículas” las denuncias por acoso sexual en el mundo del cine y la televisión.
Polanski no puede ingresar a Estados Unidos desde los años ’70, cuando fue acusado por mantener relaciones sexuales con una menor de edad, ante el peligro de tener que afrontar una condena que lo recluya de por vida.
Pero además, en los últimos tiempos se conocieron otras acusaciones que volvieron a ponerlo bajo la mirada de la opinión pública por motivos que exceden su labor cinematográfica.
“Premiar a Polanski sería escupir a la cara de todas las víctimas” porque supondría “decir que no pasa nada por violar a mujeres”, aseguró la actriz Adèle Haenel, que denunció por agresión sexual al también director Christophe Ruggia.
Varias asociaciones feministas habían convocado manifestaciones a la puerta de la Sala Pleyel, en París, donde se entregan los premios, en un ambiente tenso que arrastra la Academia francesa desde que su dirección renunciara en bloque hace unos días tras ser acusada de falta de transparencia y de hermetismo.