Se trata del candidato a intendente de San Pablo, quien participó de los movimientos sociales en la crisis de 2002 en nuestro país
Guilherme Boulos, candidato a intendente de San Pablo, la ciudad más importante de Brasil, tiene un pasado argentino en la formación de la lucha popular, sobre todo porque estuvo en San Francisco Solano, partido bonaerense de Quilmes, con los movimientos sociales en la crisis de 2002 tras el asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki.
Boulos, que es la sorpresa de la renovación de la izquierda en Brasil tras haber accedido el domingo pasado a la segunda vuelta electoral contra el intendente de San Pablo, Bruno Covas, tiene entre sus grandes hitos de formación popular al movimiento piquetero argentino, como él mismo lo dice.
En 2002, cuando tenía 20 años, Boulos, que era un incipiente militante del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) de Brasil, viajó a la Argentina y participó de los grupos de reflexión política y apoyo psicológico grupal del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD), al que pertenecían Kosteki y Santillán. Estuvo un mes, ‘el brasilero’, como lo llamaban, viviendo en San Francisco Solano.
«Fui a la Argentina en el Argentinazo, para ver al movimiento piquetero argentino. En Solano pude ver el impacto sobre el movimiento social que había causado la muerte de los dos jóvenes. Y el trabajo psicológico que ellos hicieron me marcó para siempre en la relación del movimiento social con las personas», contó en una entrevista reciente.
Filósofo y psicoanalista por la Universidad de Sao Paulo (USP), Boulos es hijo de médicos de clase media que se mudó al barrio de Campo Limpo, una barriada de la periferia, para dedicarse al MTST.
Kosteki y Santillán, asesinados por la policía bonaerense en Avellaneda el 26 de junio de 2002, marcaron la vida de Boulos.
«Esa represión dejó heridas, más allá de las físicas, en las personas que participaron de todo el movimiento de 2002. En estos grupos de reflexión en los barrios había psicoanalistas que trabajaban los aspectos subjetivos. Fue algo extraordinario el encuentro del psicoanálisis con la periferia. Al mismo se formaba un sujeto, un empoderamiento. Eso me llevó a estudiar psicoanálisis», contó Boulos.
Esteban Marcioni, del Frente Popular Darío Santillán, uno de los enlaces de Boulos con los movimientos argentinos, recordó que el candidato del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) que ahora es la gran cara de la izquierda nueva brasileña cerró un círculo en 2018.
Según contó a Télam Marcioni, Boulos retornó a la zona sur del Gran Buenos Aires en 2018, año en el que fue candidato presidencial por el PSOL en la elección en la fue electo Jair Bolsonaro.
«Él viene aprovechando el Congreso de Clacso en Buenos Aires. Estuvo con el papá de Darío Santillán en la estación Avellaneda cuando fue bautizada la estación con los nombre de Maxi y Darío. Para él fue el cierre de un proceso de alguna manera, una reflexión sobre cómo transformar indignación y dolor en lucha», dijo a Télam Marcioni.
Boulos, de 38 años, no es el favorito en las encuestas para vencer el próximo domingo. Según Ibope, el alcalde Covas tiene el 48% de intención de voto contra el 37% de Boulos, con 12% de los votos en blanco.
Según los analistas, el capital político de Boulos tras haber pasado a la segunda vuelta lo puede catapultar como uno de los nombres clave de un frente de izquierdas que ya no tiene la hegemonía del Partido de los Trabajadores (PT).
Al punto que su candidatura para el domingo reunió apoyos de los tres principales dirigentes de la izquierda hoy: el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, el excandidato presidencial Ciro Gomes y el gobernador de Maranhao, el comunista Flávio Dino.
La venia de Lula la tuvo siempre pese a que el PSOL y el PT estaban enfrentados hasta hace pocos meses.
Lula le levantó la mano a Boulos arriba del tráiler donde hizo el discurso en 2018 antes de entregarse a la policía para estar detenido.
El filósofo, el mayor opositor al gobierno de Michel Temer en las calles tras la destitución de DIlma Rousseff, fue uno de los motores de la campaña por la liberación de Lula contra la operación Lava Jato.