Los brasileños inician la cuenta regresiva para ir a las urnas el 2 de octubre de este año
La campaña electoral brasileña para los comicios del 2 de octubre será «sucia» y «violenta» en dimensiones aún difíciles de prever, consideró el gobernador de San Pablo, el candidato presidencial Joao Doria, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), un diagnóstico compartido por el Partido de los Trabajadores (PT) de Luiz Inácio Lula da Silva y que pone la lupa sobre cómo se movilizará la ultraderecha para luchar por la reelección del presidente Jair Bolsonaro.
A este ambiente hay que sumarle la violencia racista y xenófoba, exhibida recientemente en Río de Janeiro con el asesinato a palazos de un refugiado congoleño que reclamó en un bar de playa que le pagaran el sueldo, así como la apología del nazismo desde sectores ultraliberales que provocaron el cese de un exitoso programa de un youtuber en la plataforma Flow.
La violencia digital del Gobierno de Bolsonaro está siendo investigada en una megacausa que lleva adelante el juez del Supremo Tribunal Federal Alexandre de Moraes, quien envió a prisión a varios bolsonaristas por atentar contra el sistema democrático desde plataformas digitales, en un expediente en el que también está incluido el jefe del Estado por diseminar fake news (noticias falsas) sobre fraude electoral.
El fantasma de que en Brasil pase algo parecido a lo ocurrido en enero del año pasado en Estados Unidos, con la invasión al Capitolio por parte de la ultraderecha estadounidense a favor del derrotado Donald Trump, forma parte de la previsión de varios de los candidatos.
De lo que nadie duda es que la violencia estará presente en las redes, donde están activas las llamadas milicias digitales del bolsonarismo, que marcaron un hito en la estrategia de campañas electorales en 2018, cuando a través de Whatsapp se enviaban noticias falsas para destruir la reputación de candidatos.
Gobernador del estado más poderoso del país, Doria, un empresario que en la campaña de 2018 se erigió aliado de Bolsonaro y colocó al PSDB en forma inédita cerca de un extremo ideológico, rompió con el presidente desde antes de la pandemia. Las diferencias se profundizaron a partir de que el paulista fuera el principal motor para la vacunación contra la Covid-19 en Brasil, con la adquisición de la CoronaVac.
«La campaña será sucia con fake news y violenta», le dijo Doria a Télam durante un almuerzo con periodistas en el Palacio de los Bandeirantes.
El gobernador cree que su actual apoyo, de entre 3 y 5%, despegará cuando comience la campaña, en la que Lula da Silva aparece como favorito, con entre el 47 y 45% de los votos, frente al 23% del presidente Bolsonaro. Doria lucha por convertirse en una tercera vía, pero en ese pelotón lo acompañan el exjuez y exministro bolsonarista Sérgio Moro y el laborista Ciro Gomes.
Desde el PT prevén el mismo escenario de odio, sobre todo con la figura de Lula, quien fue declarado inocente luego de que la Corte Suprema anulara por persecución y manipulación de pruebas las condenas en su contra dictadas en la Operación Lava Jato por Moro, que cuenta con 8% de intención de voto.
Esta semana, en el cumpleaños 42 del PT, Lula da Silva convocó a luchar contra el odio. Fue más enfática la titular de la fuerza, la diputada Gleisi Hoffmann, durante el discurso de conmemoración.
«Nuestros adversarios van a emplear contra nosotros la mentira, la diseminación del odio, la violencia política y el dinero millonario del presupuesto secreto en manos de la presidencia de la Cámara de Diputados», dijo Hoffmann en su discurso.
Antecedentes no faltan: en marzo de 2018, cuando Lula todavía no había sido detenido por orden de Moro, una decisión que lo dejó fuera de la disputa electoral en la que venció Bolsonaro, una caravana en la que viajaban dirigentes del PT, que circulaba por el estado de Paraná, fronterizo con Misiones, fue atacada a balazos.
Desde el oficialismo, en tanto, culpan a la izquierda por el atentado con cuchillo que sufrió Bolsonaro en la campaña de 2018 en Juiz de Fora, Minas Gerais, por parte de un sujeto considerado inimputable y que está cumpliendo una pena en una cárcel de máxima seguridad.
En uno de los actos de 2018, en el estado de Acre, Bolsonaro fue vivado al prometer que iba a «ametrallar a los militantes del PT», en el marco de su política de liberación del porte de armas, sobre todo para los hacendados, y de la defensa de la tortura en la dictadura militar (1964-1985).
El Presidente está siendo investigado por atentar contra la Constitución al lanzar mentiras sobre el sistema de urnas electrónicas que rige desde 1996 en Brasil. Sin presentar pruebas, el mandatario dijo que en 2018 le robaron millones de votos.
En 2021, en una decisión inédita, el Tribunal Superior Electoral incorporó a un general retirado, el exministro de Defensa de Bolsonaro Fernando Azevedo, como secretario general administrativo de la corte electoral.
Durante su transmisión en vivo por Facebook el jueves por la noche, Bolsonaro volvió a lanzar el fantasma del fraude y dijo que las Fuerzas Armadas hicieron cuestionamientos al sistema informático del Tribunal Superior Electoral. Además, denunció que las encuestas que dan ganador a Lula están manipuladas y mienten.