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Botto: “El momento histórico de la Argentina nos exige estar juntos»


El estar tan cerca de los trabajadores, salir a la calle y luchar por los derechos de todos ellos le permite a Alberto Botto, secretario general del Sindicato Luz y Fuerza de Rosario y titular del Movimiento Sindical Rosarino, tener bien claro y conocer cuál es la situación real que atraviesa a la gente en estos tiempos.

En un año que “arrancó con los mismos o más problemas que el anterior”, el líder sindical hace un análisis profundo del convulsionado presente que viven los trabajadores de Santa Fe y de todo el país.

Recibe a Con La Gente en su oficina y se predispone a hablar de todo: paritarias, Gobierno nacional, Miguel Lifschitz, inflación y de todas aquellas cuestiones que se traducen en políticas que siguen golpeando a los sectores más débiles.

— Teniendo en cuenta lo conflictivo que fue el año pasado, ¿qué te parece el arranque de este 2018, del que ya pasaron tres meses?

— Para ser sincero creo que ha arrancado con los mismos problemas que el 2017, y se puede decir que hasta se han acentuado. Hay cuestiones que se van profundizando y la cosa sigue empeorando. Lamentablemente se está cumpliendo lo que veníamos diciendo desde fines del 2015 en el Movimiento Sindical Rosarino: siguen los despidos, hay aumentos siderales y abundan las políticas que van en detrimento de los derechos de los laburantes.

— Las políticas no se modificaron…

— Para nada. Y está claro que la crisis se sigue acentuando. Hay que entender que es imposible mejorar con este tipo de políticas. Nosotros veníamos advirtiendo que las decisiones que toma la conducción nacional no nos iban a llevar a tener una mejor calidad de vida y, por desgracia, es lo que estamos viviendo hoy.

— ¿Cómo ves la situación que está atravesando la gente? ¿Cuáles son los reclamos?

— Los reclamos son muchos y justificados, porque la plata no alcanza. Por ejemplo, hay mucho enojo por los aumentos en las tarifas. Y yo creo que hay que orientar bien la bronca, porque el mayor generador de problemas de este tipo ha sido el Estado a partir de la quita de subsidios. Eso derivó en aumentos siderales que golpean tanto a las empresas como, en mayor medida, a los consumidores.

— ¿Y sobre la situación de las empresas y las fábricas? ¿Qué pensás?

— Que no hay repunte. Los problemas son los mismos. Hay un enfriamiento en la economía, producto de la devaluación. La industria no produce lo mismo por el poco consumo y por la apertura de importaciones, a las que no les cobran aranceles de ingreso y con las que no puede competir. Mientras las empresas vendan cada vez menos y el mercado interno no se ponga en funcionamiento, el mismo se seguirá deprimiendo día a día. Todo esto, sumado a los aumentos de las tarifas, es un combo explosivo.

— ¿El poder adquisitivo de la gente sigue disminuyendo?

— Sí. Hay ciudadanos que se están endeudando para pagar los servicios o que tienen que hacer una compra en supermercados y se ven obligados a hacerla en cuotas. Eso es una locura.

— Sobre las paritarias, ¿esperabas una negociación tan complicada?

— Sabíamos que iba a ser una discusión dura. Lo viene siendo cada año un poco más. El Gobierno nacional eligió quitarle el poder adquisitivo a los argentinos para combatir así la inflación. Lo único que están haciendo es empobrecer a los sectores más desprotegidos.

— ¿Y qué opinas de los valores y porcentajes que se pusieron sobre la mesa?

— Tuvieron que salir a reconocer que ese 15% de objetivo que se habían planteado era incumplible. Y así se manejaron en las paritarias. Es por eso que hay un escenario de lucha gremial muy fuerte. Y es entendible porque la plata no alcanza. El aumento de la luz, por ejemplo, es mayor al aumento de los docentes. Así es imposible. De todas maneras, que las negociaciones se muevan alrededor de ese porcentaje se trata de un triunfo del Gobierno nacional.

— ¿Por qué?

— Porque del 2015 para atrás, cada vez que se discutían paritarias lo hacíamos por valores que superaran la inflación. Y este gobierno logró reducir la discusión y nos llevó a pelear por una cláusula gatillo. Ataron el salario para que no se mueva más allá de los valores inflacionarios.

— ¿Qué pensás del Gobierno provincial y de la decisión de cerrar paritarias por decreto?

— No estoy de acuerdo para nada. Fue un desacierto claro por parte de la conducción provincial. Es un gobierno que siempre ha estado caracterizado por tener políticas muy similares a las del gobierno anterior: progresistas y de cuidado hacia los trabajadores. Ojalá revean las maneras y la forma de conducir que están llevando adelante actualmente, acatando las directivas del Gobierno nacional. Sabemos que hay un pacto fiscal, que termina siendo un condicionante. Pero reitero: es una equivocación tomar la decisión de cerrar una paritaria por decreto. El reclamo de los trabajadores no es desmedido y es justo. No somos nosotros los que estamos vulnerando la situación.

— En cuanto a los despidos, ¿con qué escenario se encuentran cuando van a una fábrica que echó o suspendió a sus empleados?

— Desesperación. Creo que esa es la palabra. Y no lo digo sólo por ahora, lo hemos visto también en la década del ’90. La incertidumbre con la que se vive es demoledora. Por eso asociamos este plan económico con aquel. El gobierno está aplicando de hecho el concepto de flexibilización laboral. El sólo hecho de generar, a partir de despidos y suspensiones, el miedo en la población, hace que el trabajador se flexibilice solo por miedo a perder su trabajo y, de ese modo, le da más poder a la patronal de exigirle al empleado más de la cuenta, impedirle que se afilie a su sindicato o que acepte condiciones de trabajo cuasi esclavas. No hay que generalizar, pero eso está pasando en muchos lugares.

— Y mientras tanto, atrás de todo eso están las familias…

— Por supuesto. Estas situaciones destruyen a la familia. Cada vez que se habla de despidos hay que tener en cuenta todo lo que tiene un trabajador en sus espaldas. Y eso realmente es demoledor. Con eso nos encontramos cada vez que vamos a apoyar a los compañeros. La situación es muy angustiante.

— ¿Qué panorama ves planteado de cara a las elecciones de 2019? ¿Coincidís con la idea de unificar fuerzas en contra de Cambiemos?

— Yo creo que todos tenemos conocimiento de quiénes están en frente nuestro. Está bien identificado el modelo económico que pregonan y quiénes son los que lo llevan adelante. Todos aquellos que pertenecemos al segmento nacional y popular tenemos que dejar diferencias de lado y juntarnos. Este momento histórico que está atravesando la Argentina nos exige estar todos juntos para derrotar a este modelo.

— ¿Qué esperás de este año para el Movimiento Sindical Rosarino y para el Sindicato Luz y Fuerza?

— Desde el Movimiento Sindical apostamos a seguir creciendo y a sumar más gremios. Sabemos que son tiempos duros y más que nunca debemos estar unidos y en la calle. Y así lo vamos a hacer, representando los derechos y lo que nos exigen nuestros compañeros y afiliados. Por el lado de Luz y Fuerza, tenemos cada vez más proyectos y metas por cumplir. Se vienen meses muy especiales: nuestro sindicato cumple 90 años y es algo importantísimo para nosotros. Además tendremos la tercera jornada de Seguridad y Salud Ocupacional, algo que es de vital importancia para nuestros trabajadores. Y muchas cosas más, con la idea de seguir poniéndonos objetivos para seguir mejorando y creciendo, como lo hemos hecho siempre.