Ciudad
Informes CLG

Botines Solidarios paró la pelota pero sigue jugando el partido social


Piri Weepu, All Black campeón del mundo en 2011 visitó Botines Solidarios en el barrio Las Flores

"No era el rival que esperábamos, pero nos tocó jugarlo”, afirmó en diálogo con CLG Leandro Simeoni, coordinador deportivo de la ONG que realiza una colecta de alimento para cuatro barrios de Rosario

Por Gonzalo Santamaría

Botines Solidarios es una ONG que lleva al rugby a barrios de la periferia de Rosario con el objetivo acercar el deporte y que chicos y chicas puedan, mediante el deporte, conocer otra realidad de la que viven día a día. Este 2020 había comenzado con visitas internacionales como Piri Weepu, All Black campeón del mundo en 2011, y el College Marracq de Bayonne (Francia), para jugar un partido entre franceses y rosarinos; además en los primeros meses se pensaba en comprar un colectivo para el traslado de los jugadores a excursiones deportivas en la ciudad y alrededores. Pero la pandemia puso un freno a toda actividad deportiva grupal y el partido cambió.

Los entrenamientos y jornadas que se realizaban en los barrios Municipal, Las Flores, La Cerámica y Stella Maris fueron suspendidos debido al aislamiento social, preventivo y obligatorio. A partir de allí, y con la buena relación que existe entre la ONG y el Banco de Alimentos, le llegó el ofrecimiento para recibir entre 150 o 200 kilos de mercadería por semana para repartir entre los jugadores de rugby y sus familias. Ante eso avizoraron otra problemática: el coronavirus estancó el trabajo informal, muy presente en las zonas donde asisten.

Cuando fuimos al barrio con esos alimentos, se nos fue volando. Ahí nos pusimos con la colecta”, contó Leandro Simeoni, coordinador deportivo de Botines Solidarios, a CLG.

https://www.facebook.com/Botinessolidariosrosario/posts/2926984057349026?__cft__[0]=AZXMfhJTy9BE74neFxHSIvSD5I9AYp-1_RUgStTtE7p6jSLBKgwaHoFx42_7c0rNBHlSMjkeFFRyLbBZzKfkCPqRLWmkBIfNy297orZcmpcsk0nzLY5lTcKyIHtu0Ui_oHzqzSdCE65o9kDo_Gh93Hejj2O5f8uekgGoXZMxcoNUZw&__tn__=%2CO%2CP-R

La colecta comenzó con la donación de alimentos y ya lleva más de un mes y medio. La gente compraba y Botines pasaba casa por casa. Allí, manifestó Simeoni, surgió gente que quería aportar dinero para que se compre la mercadería. “Nosotros por una cuestión de transparencia y logística no queríamos que nos den plata, por eso llamamos a una distribuidora que se la jugó y nos hace el precio mayorista”, relató.

El sistema es simple. Tras el contacto con Botines Solidarios, se entrega un CBU y se realiza la compra de un paquete de 700 pesos, se le entrega el comprobante y la distribuidora Ridolfi Hermanos le prepara más de 10 kilos de alimentos que el grupo solidario retira y distribuye en los cuatro barrios. Sobre la compra, Leandro destacó que la misma compra “está arriba de los 950 pesos”.

Además de las 35 familias que asisten habitualmente, la ONG agregó a su ayuda a un comedor de la iglesia Tabernáculo de Fe ubicado en Molina 2445 donde asisten algunos jugadores del grupo.

Para ayudar con el grupo, los interesados se deben contactar con Leandro Simeoni (341-156721146) o Leandro Lobruco (341- 156899944), coordinador general de Botines Solidarios y ex jugador de Los Pumas. Además de ellos se sumaron a las recorridas integrantes del grupo y algunos particulares esporádicos.

“Nos tocó jugar”

Cada sábado cuando llegan a los cuatro puntos de entrega los jugadores de Botines Solidarios junto a sus familias se acercan y comparten un momento, aunque sea el mínimo que contempla la distribución de cada bolsón, y muestran su agradecimiento al trabajo de la ONG. “Ahí aprovechamos para hablar con los chicos, ver qué otras necesidades tienen, cómo está el barrio o cómo están con la escuela”, reveló Simeoni.

Los chicos nos mandan whatsapp muy agradecidos y quieren volver a jugar al rugby  y entrenar”, agregó el representante del grupo que trabaja en zona sur, Fisherton y el norte.

Simeoni definió al grupo, tanto jugadores como entrenadores, como una familia, formada desde la confianza que se construyó en 8 años de trabajo ininterrumpidos en los barrios con “simplemente una pelota de rugby y el juego”.

“Esta situación es horrible, porque no nos hace gracia llevar alimentos, preferimos jugar al rugby o armar una campaña para juntar plata para los chicos y viajar a jugar a Buenos Aires o Córdoba”, reconoció Leandro a CLG.

Además, describió la llegada de otra delegación desde Francia para el mes de julio que se suspendió por la pandemia. En este sentido afirmó: “De golpe pasó esto y nos tocó jugar otro partido. Los jugadores de rugby la hacemos muy simple, agachamos la cabeza y vamos para adelante”.

Por último, y resumiendo sus palabras, planteó: “No era el rival que esperábamos, pero nos tocó jugarlo”.