El jefe de Estado de Brasil participó de una manifestación en Brasilia y señaló que las medidas de distancimiento se “pagarán caro” en un futuro
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se volvió a manifestar este domingo contra la cuarentena, pese a que en ese país el crecimiento de casos de coronavirus es cada día mayor.
«La destrucción de los empleos por parte de algunos gobernadores es irresponsable e inadmisible. Vamos a pagarlo caro en el futuro», sostuvo el jefe de Estado en respuesta a una manifestación que se concretó hoy en Brasilia.
Los manifestantes exhibieron carteles contra Rodrigo Maia, el presidente de la Cámara de Diputados, y Sergio Moro, el exministro de Justicia, que dimitió la semana pasada con acusaciones de injerencia contra Bolsonaro.
El jefe del Ejecutivo brasileño, parece estar en el medio de una tormenta no solo por cuenta de la gestión que su gobierno le ha dado a la pandemia del coronavirus, sino también porque ahora enfrenta una investigación por parte del Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF), tras ser acusado por su exministro de Justicia, Sergio Moro, de querer interferir en investigaciones policiales.
La crisis estalló cuando el mandatario removió de su cargo al director general de la Policía Federal (PF), Maurício Leite Valeixo, una decisión que desencadenó la renuncia de Moro – reconocido por liderar la operación Lava Jato y por haber llevado a prisión a multitud de empresarios y políticos, entre ellos al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva–.
Tras las denuncias del exjuez, Bolsonaro se enfrenta a un posible juicio político y a una eventual destitución, pues un juez del Supremo Tribunal Federal de Brasil ordenó abrir esta semana una investigación al presidente por coacción, prevaricato y obstrucción a la justicia, entre otros.
Pero el de la investigación no fue el único golpe que recibió el mandatario brasileño esta semana. La Corte Suprema también suspendió el nombramiento de Alexandre Ramagem como nuevo director de la Policía Federal.
Los problemas judiciales de Bolsonaro llegaron en plena crisis del coronavirus ya que el presidente brasileño ha recibido fuertes críticas por su gestión de la pandemia, que ya deja más de 90.000 casos y más de 6.000 fallecidos en Brasil, el país más afectado de América Latina.
Brasil, cuya economía comenzaba por fin a crecer en 2019, prevé ahora un estancamiento e incluso una recesión. Las proyecciones de crecimiento de 2,4 por ciento del PIB se redujeron al 0,02 por ciento y el Banco Mundial estima una contracción del 5 por ciento en la economía del país.
Además, la tasa de desempleo aumentó en 12,2 por ciento en el primer trimestre del año; es decir, hay 12,9 millones de personas buscando empleo en el país desde antes del comienzo de la pandemia.
A los graves efectos que vienen con la pandemia hay que sumarle la gestión del presidente, que acostumbra a desestimar la gravedad del covid-19, a la que califica de «gripecita», y que se ha enfrentado con los gobernadores que han impuesto medidas de confinamiento para evitar la propagación del virus.
El mandatario insiste en que la vida y los negocios deberían continuar como de costumbre, a pesar del virus, lo que ha provocado protestas en las principales ciudades con personas que golpean ollas y sartenes desde sus ventanas.