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Asumió Bolsonaro: llamó a combatir la corrupción y la «ideología de género»


Elegido para presidente por la mayoría del pueblo brasileño el último 28 de octubre, Jair Bolsonaro tomó el cargo oficialmente este 1º de enero en presencia de una gran cantidad de autoridades internacionales. El político ultraderechista es el 38º mandatario del país.

Bolsonaro estará a cargo hasta el 31 de diciembre de 2022 tras jurar sobre la Constitución en una ceremonia realizada ante la Asamblea Legislativa en el Congreso Nacional, presidida por el titular del Senado, Eunicio Oliveira. También juró el vicepresidente Hamilton Mourao, un ex general que usó un tono militar para leer el compromiso constitucional.

El nuevo presidente afirmó que el país «comenzó a liberarse del socialismo», prometió reducir el tamaño del Estado, anunció reformas económicas y convocó a la población a «recuperar valores familiares» al despreciar la «ideología de género».

El ex capitán del Ejército que reivindica la tortura y la dictadura militar garantizó que respetará «los principios del Estado democrático de derecho y la Constitución».

También defendió darle prioridad a la cultura «judeo-cristiana» y su primera acción como presidente fue agradecer el apoyo a su colega de Estados Unidos, Donald Trump, a quien dice que admira.

El hombre que promete dar un viraje hacia la extrema derecha con nuevas prioridades en la composición de los intereses de Brasil, lloró durante toda la ceremonia de asunción al lado de su esposa, Michele, traductora de lenguaje de señas, y del vicepredente, general retirado Hamilton Mourao.

Como lo había hecho durante la campaña y sus 28 años de parlamentario, Bolsonaro, del Partido Social Liberal y de 63 años, mantuvo su tono anticomunista al hablar ante sus seguidores en el Palacio del Planalto, tras recibir la banda de su antecesor, Michel Temer.

«Hoy comenzó Brasil a liberarse del socialismo, del gigantismo estatal y de lo políticamente correcto; las elecciones les dieron voz a personas que no eran escuchadas», dijo Bolsonaro ante la multitud que coreaba «Mito» y «El capitán llegó».

Bolsonaro también le dio un mensaje al derrotado Partido de los Trabajadores (PT) del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción: «Nuestra bandera jamás será roja, sólo será roja si es necesario defenderla con nuestra sangre», dijo.

Sin grandes definiciones económicas, Bolsonaro trazó el rumbo que preparó durante la transición con su superministro, el financista Paulo Guedes, que busca aprobar en el Congreso una reforma del sistema jubilatorio y como apuesta máxima crear un sistema de capitalización como el chileno.

Bolsonaro ofreció dos discursos. El primero, en el Congreso, adonde llegó emocionado a bordo de un Rolls Royce de 1952 vivado por sus seguidores en la Explanada de los Ministerios.

En ninguno de los dos nombró al Mercosur, por lo que es el primer presidente que omite al bloque sudamericano desde 1994. En el ámbito económico, dijo que promoverá «reformas estructurales que serán importantes para la sustentabilidad de las cuentas públicas».

El ex capitán agregó que, para sanear las cuentas, su gobierno no gastará más de lo que recauda, pero, aun así, cumplirá todos los contratos. Bolsonaro afirmó que el ajuste fiscal para sanear las cuentas públicas es necesario para estabilizar la economía e impulsar su crecimiento.

«Necesitamos crear un circulo virtuoso en economía que genere confianza y estimule no sólo nuestro mercado sino también el comercio internacional con todos los países y sin amarras ideológicas», añadió. También sostuvo que el sector agropecuario, responsable de la mayoría de las exportaciones brasileñas, tendrá un papel decisivo en su gobierno.

Al respecto aclaró que apoyará a los productores rurales pero «en consonancia con la preservación ambiental». En el plano social, el nuevo mandatario, que tuvo un fuerte respaldo de las iglesias evangélicas y posturas muy conservadoras sobre temas como aborto, entre otros, dijo, tras jurar que en su gobierno se respetarán todas las religiones «pero se mantendrá la tradición judeo-cristiana».

Y, en un párrafo destinado a la polémica con los sectores feministas, aseguró que luchará «contra la ideología de género».  Su gobierno, agregó pondrá fin a «prácticas nefastas» que condujeron a Brasil a la mayor crisis ética y moral de su historia.

«Esa irresponsabilidad nos condujo a la mayor crisis ética, moral y política de nuestra historia», afirmó Bolsonaro al ratificar su compromiso con el combate a la corrupción, que fue uno de los ejes de su campaña presidencial.

Por ello uno de sus ministros estrella es Sérgio Moro, el juez que condenó a Lula en la Operación Lava Jato y que estará a cargo de Justicia y Seguridad.