«El gran problema [de Brasil] es la clase política», dijo el lunes el presidente Jair Bolsonaro, que respaldó la convocatoria «espontánea» de manifestaciones en su favor el próximo domingo para exigir que el Congreso apure el voto de sus medidas económicas.
«Éste es un país maravilloso que tiene todo para funcionar, pero el gran problema es nuestra clase política», dijo Bolsonaro en un acto en la Federación de Industrias de Rio de Janeiro.
«Tenemos que cambiar eso», agregó el mandatario ultraderechista, cuyos principales proyectos, como la reforma de las jubilaciones, presentada como la llave maestra para reducir el déficit público, enfrenta trabas en el Congreso. Sin esa reforma, muy resistida política y socialmente, «van a faltar recursos para el futuro», advirtió.
El presidente había distribuido el jueves en grupos de Whatsapp un texto, no de su autoría, en el que se afirmaba que Brasil era «ingobernable sin arreglos» políticos. Y este lunes se definió como una persona con «valor para enfrentar grupos corporativos».
Bolsonaro, que la semana pasada enfrentó la primera gran manifestación contraria a sus políticas, mencionó la convocatoria de sus partidarios para salir a las calles el domingo y mostrar que el electorado aún le respalda.
La cita debe ser una muestra de fuerza después de la masiva movilización de estudiantes y profesores del miércoles en todo Brasil contra el bloqueo de fondos a las universidades e institutos federales.
«Siento que ese movimiento espontáneo previsto para el 26 [de mayo] quiere agilidad para votar las propuestas dentro de la Cámara y el Senado. Si ellos tienen propuestas mejores que la nuestra, que las coloquen en votación», declaró.
La convocatoria generó diferencias entre los aliados al propio gobierno. Una de las más notorias fue la de la diputada regional de Sao Paulo, Janaina Paschoal -abogada a cargo del proceso de impeachment de 2016 contra la presidenta de izquierda Dilma Rousseff-, pidió a Bolsonaro «parar de dramatizar y ponerse a trabajar».