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Bolsonaro asegura que él es la «prueba viviente» de la eficacia de la cloroquina contra el coronavirus


"Sabemos que más de 100.000 personas murieron en Brasil y que, si hubieran sido tratadas al comienzo con ese medicamento, muchas de esas muertes podrían haber sido evitadas", manifestó el mandatario brasileño

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, dijo este jueves que él es la «prueba viva» de la eficacia de la cloroquina contra el coronavirus, y aseguró que muchos de los más de 100.000 fallecidos que contabiliza el país por la pandemia se hubieran salvado, de haber sido tratadas con el cuestionado compuesto que desaconseja tanto la comunidad científica como la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En tanto, en las últimas 24 horas, Brasil reportó 1.262 nuevas muertes de coronavirus y superó la barrera de los 105.000, mientras que reportó 60.091 nuevos contagios, informó el Ministerio de Salud.

En concreto, desde el inicio de la pandemia el segundo país más afectado a nivel mundial por el virus, acumula 105.463 decesos por la Covid-19, y 3.224.876 casos, de los cuales un 73% se recuperó, mientras que 762.773 pacientes siguen bajo acompañamiento médico.

Pese al irrefrenable incremento de casos y decesos, el ultraderechista mandatario demostró durante un acto público celebrado en Belén, capital del estado de Pará, que no cambió de posición frente a la gestión de la pandemia, pese a que se contagió y estuvo enfermo durante semanas,

«Sabemos que más de 100.000 personas murieron en Brasil y que, si hubieran sido tratadas al comienzo con ese medicamento, muchas de esas muertes podrían haber sido evitadas», declaró, citado por la agencia de noticias EFE.

Bolsonaro, uno de los mandatarios más negacionistas del mundo en relación a la pandemia, contrajo coronavirus el mes pasado y asegura que se recuperó gracias a la cloroquina, un antipalúdico usado para tratar la malaria pero cuya eficacia contra la Covid-19 es puesta en duda por la mayor parte de la comunidad científica internacional y por la OMS.

También se contagiaron y recuperaron nueve de los ministros de su Gobierno y la propia esposa de Bolsonaro, Michelle de Paula Firmo, quien permanece recluida y ayer se conoció la noticia de la muerte de su abuela materna, de 81 años y víctima de coronavirus.

«Aquellos que critican la cloroquina no presentan alternativas», dijo Bolsonaro, cuyo país es, en términos absolutos, el segundo más afectado por la pandemia en el mundo.

En el mismo acto en Belén, el mandatario anunció que el Gobierno federal enviará a las autoridades del estado de Pará 400.000 comprimidos de cloroquina, pues aún «sin comprobación científica, hay muchos médicos que lo recomiendan».

El estado de Pará, enclavado en la Amazonia brasileña, tiene cerca de ocho millones de habitantes y, según los últimos balances oficiales, ha registrado hasta ahora 173.625 casos de coronavirus, con un total de 5.917 muertos.

En paralelo, mientras el virus no da tregua y el sureño estado de Paraná firma un acuerdo con el Gobierno ruso para avanzar en las pruebas de la vacuna, el ministro interino de Salud, Eduardo Pazuello, consideró que las informaciones disponibles sobre dicha todavía son «rasas».

“No tenemos el acompañamiento de los números», destacó el ministro en una sesión pública en el Congreso, y agregó que la «mejor opción», de momento, sigue siendo la vacuna desarrollada por el laboratorio AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford.

Más allá de las estadísticas, Brasil continúa con su acelerado proceso de desconfinamiento, iniciado en junio y que este fin de semana dará luz verde a puntos turísticos emblemáticos, como el Cristo Redentor, el cerro de Pan de Azúcar, el acuario y la rueda gigante.