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Bolsonaro advierte que en 2022 Brasil puede vivir un conflicto peor que el de EEUU


El mandatario se refirió a los comicios en los que buscará su reelección. Intenta modificar el sistema de urnas electrónicas, que funciona desde 1996 sin ninguna denuncia de fraude

El presidente Jair Bolsonaro advirtió hoy que Brasil vivirá en 2022, cuando buscará su reelección, un conflicto «peor» del que se registra en Estados Unidos en caso de que no se acepte su propuesta de modificar el sistema de urnas electrónicas, que funciona desde 1996 sin ninguna denuncia de fraude.

Bolsonaro hizo el comentario aludiendo a la invasión del Congreso de Estados Unidos protagonizada ayer por partidarios de su amigo el presidente saliente Donald Trump para denunciar un fraude del que no hay pruebas en los comicios de noviembre pasado y evitar la certificación del triunfo del demócrata Joe Biden.

«Si no tenemos el voto impreso en 2022, tendremos peores problemas que Estados Unidos», afirmó Bolsonaro al hablar con seguidores en la puerta del Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial.

Aliado de Trump, del que se considera amigo, Bolsonaro también se quejó de que las compañías de medios privadas Twitter y Facebook bloquearon las publicaciones del mandatario estadounidense.

«En Estados Unidos se ha bloqueado a Trump, el presidente tiene las redes bloqueadas», afirmó.

Bolsonaro insiste en denunciar falta de transparencia en las urnas electrónicas que lo eligieron sin denuncias de fraude en 2018, una bandera de la ultraderecha brasileña y que ahora gana espacios para discutir el resultado en 2022, cuando el mandatario podrá presentarse a la reelección.

Horas antes, Bolsonaro había ratificado su alianza con Trump y repitió que hubo «fraude» en las elecciones ganadas por Biden.

Al mismo tiempo, el líder opositor y exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva advirtió que el actual Gobierno brasileño tiene mafias parapoliciales para repetir escenas como la invasión del Capitolio en Washington.

La violenta irrupción de ayer de partidarios de Trump en el Capitolio repercutió en Brasil, con Bolsonaro encolumnado detrás de la agenda de Trump y poniendo dudas no tan solo en la transparencia de la elección de Estados Unidos, sino de cara a su reelección en 2022.

El expresidente Lula, del Partido de los Trabajadores, alertó que el ataque al Congreso estadounidense «para Brasil es un alerta sobre lo que puede ocurrir, incluso peor, aquí, si no es contenido el autoritarismo de Bolsonaro y sus parapoliciales, si siguen siendo toleradas las violaciones a la libertad y a los derechos».

Luego de viajar a Cuba, adonde se trasladó para participar de un documental del director estadounidense Oliver Stone, Lula alertó: «La invasión al Capitolio revela crudamente lo que ocurre cuando se intenta sustituir la política y el respeto al voto por la mentira y por el odio, incluso en un país que gusta presentarse como campeón de la democracia».

Todo el arco político brasileño, incluido el expresidente Fernando Henrique Cardoso, condenaron el ataque, menos Bolsonaro, que habló con militantes de ultraderecha en la puerta del Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial.

«Yo seguí todo, saben que estoy vinculado a Trump y saben cuál es mi respuesta. Mucha denuncia de fraude. Yo creo que sí, hubo fraude descarado», dijo Bolsonaro.

Brasil fue el último país del Grupo de las 20 naciones más ricas (G20) en reconocer a Biden como presidente electo de Estados Unidos.

El ultraderechista brasileño dijo que en las elecciones de 2018 en las que fue electo hubo fraude en su contra, aunque no presentó pruebas.

El bolsonarismo contó en 2018 con el apoyo de Steve Bannon, exasesor de Trump, que creó el foro conservador que dirige el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, el más allegado a la familia Trump.

En Brasil, el Supremo Tribunal Federal (STF) neutralizó en julio a grupos ultraderechistas que por canales de YouTube y centrales de fake news pedían el cierre del Congreso y la corte suprema, abriendo una causa contra sus líderes por antidemocráticos.

Los principales referentes o se han ido fuera del país o están con arresto domiciliario, casi abandonados por Bolsonaro, quien al inicio de la pandemia apareció en actos que pedían el cierre del Congreso y una intervención militar para derrocar al STF.