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Por Carlos Duclos

Boca vs. River: más que una súper final un gran súper mamarracho


Y la parte dos de este gran mamarracho que comenzó con la acción de unos delincuentes apedreando el colectivo donde viajaban los jugadores de Boca y la falta de seguridad garantizada por el Estado, es el anuncio de Alejandro Domínguez, de la Conmebol, respecto de que el partido se suspende. No hubo comunicado, solo anuncio por TV, y el presidente de River Plate, Rodolfo D´Onofrio, según el mismo Domínguez lo reconoció, se enteró por los medios ¡Un cambalache, un súper mamarracho!

Así están las cosas en el fútbol argentino y en la Argentina, como en un cambalache donde todo es “a la que te criaste”, “a la criolla”, diría un hincha enfadado porque se perdió el espectáculo.

Es cierto, como dijo Domínguez, que todo esto no es culpa de la Conmebol, sino de unos “inadaptados” y de los gobiernos argentino y ´porteño que no han podido garantizar siquiera la entrada de un colectivo con jugadores a un estadio de fútbol, pero no es menos cierto que la Conmebol debió ayer mismo adoptar decisiones firmes y definitorias y no hacer anuncios que luego serían cambiados. Y aquí viene la gran pregunta: ¿Por qué?

De la declaración de Domínguez surge claramente que el gobierno argentino intervino en esta fantochada porque el dirigente paraguayo dijo que a pedido del gobierno el partido debe postergarse hasta después del G20. Todo esto mientras, se reitera, el presidente de River, está claro, se enteraba del asunto.

Los más suspicaces podrán pensar, sin pruebas y apelando a la imaginación, que esto surgió de una charla entre Angelici y Macri. Tal vez sí o tal vez no, no puede saberse, pero lo que sí se sabe es que a muchos argentinos les están quitando hasta lo poco que les va quedando y que es una pasión: el fútbol. Porque este ´partido no era una cuestión entre River y Boca y sus hinchadas, casi todo el país y buena parte del mundo estaba pendiente de esta súper final. No pudo ser hoy, se ha postergado y en su lugar se presenta un súper mamarracho ¡Deplorable!