"Lo único que me preocupa es proteger algo que hemos construido durante el último cuarto de siglo con nuestras manos", dijo el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko
El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, negó hoy que esté aferrado al poder y dijo que busca evitar el desmembramiento del país, al tiempo que descartó la posibilidad de una guerra civil como resultado de la crisis abierta el mes pasado por su polémica reelección tras 26 años en el poder en la exrepública soviética.
«Lo único que me preocupa es proteger algo que hemos construido durante el último cuarto de siglo con nuestras manos», dijo el mandatario, según informó la agencia de noticias nacional BelTA.
«Eso es lo que me preocupa, no el poder. No quiero que mi país salte en pedazos porque yo lo construí sobre las ruinas de un imperio», insistió, subrayando que si ello ocurriera sería «una matanza, mucho peor que lo que ocurrió en Ucrania», aludiendo a la crisis de 2014 en ese país que forzó la dimisión del presidente Viktor Yanukovich.
Tras esa crisis estalló un conflicto en el este ucraniano que culminó con la declaración de independencia de las regiones de Donetsk y Lugansky y la anexión de Crimea por parte de Rusia.
Bielorrusia vive sumida en una grave crisis política a raíz de la controvertida victoria electoral de Lukashenko en las elecciones del pasado 9 de agosto, cuyo resultado la oposición tacha de «fraudulento», así como parte de la comunidad internacional.
Desde entonces, se desataron numerosas protestas, lo que dejaron al menos tres manifestantes muertos y cientos de heridos.
Lukashenko advirtió además que «si comenzamos a torcernos el brazo unos a otros, sabemos lo que ocurrirá. Habrá como mínimo una guerra civil, pero nosotros no necesitamos eso», añadió, aunque de inmediato matizó que no hay por qué preocuparse porque «eso no sucederá».
Lukashenko también advirtió que Bielorrusia prevé adoptar medidas económicas en respuesta a las sanciones impuestas por los países bálticos por la crisis poselectoral, que ayer anunciaron la prohibición de entrada a su territorio de 30 dirigentes bielorrusos, incluido el presidente.
En opinión del mandatario, a los países bálticos les dijeron que «atacaran» porque otros vecinos más fuertes de Bielorrusia comprenden que si se enfrentan al país podría proceder al cierre de sus fronteras, con las consiguientes consecuencias.
Su Gobierno -agregó- ya prepara medidas de respuesta a las sanciones.
«No vamos a pelear por tener acceso allí, sino que simplemente intentaremos resolver el problema con el aspecto económico», dijo.
«Dicen que para Bielorrusia será más caro» redireccionar los cargamentos desde los puertos en el Báltico a Rusia y «ciertamente perderemos un poco de beneficio», admitió Lukashenko, que sin embargo consideró que se podría llegar a un acuerdo sobre tarifas con Moscú.