La alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, finalizó su visita a Venezuela con la instalación de una oficina con dos delegados encargados de vigilar la situación humanitaria y brindar asistencia técnica en esa materia.
La ex presidenta chilena, que abandonó Caracas luego de tres días de reuniones, manifestó su preocupación por la situación de los derechos humanos en el país caribeño y afirmó que le «duele» lo que sucede en Venezuela.
Bachelet mantuvo reuniones con los representantes de los poderes públicos, ministros, ONG, víctimas de «violación de derechos humanos», el líder de la oposición, Juan Guaidó, y con el presidente, Nicolás Maduro.
«Hemos podido alcanzar varios acuerdos (…) tenemos el compromiso expreso del gobierno para llevar a cabo una evaluación de la Comisión Nacional de Prevención de la Tortura, así como para evaluar cuáles son los principales obstáculos en el acceso a la justicia en el país», dijo.
Agregó que dos funcionarios de la oficina de derechos humanos de la ONU se quedarán en Venezuela para «proveer asistencia y asesoría técnica» en materia humanitaria y también para monitorear la situación, informó la agencia de noticias EFE.
En ese sentido, contó que el gobierno de Maduro aceptó que su equipo ingrese «a los centros de detención para poder monitorear las condiciones» en las que se encuentran y para que puedan hablar «confidencialmente» con ellos, así como permitir un acceso «más amplio a los distintos mecanismo de derechos humanos».
La ex presidenta chilena abandonó Venezuela tras reunirse con Maduro, quien aseguró ante la prensa que se comprometió a «tomar con seriedad» las sugerencias de Bachelet para que en el país «prime un sistema de derechos humanos cada vez más profundo, cada vez mejor, que proteja a la familia».
Por su parte, el jefe del Parlamento, Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por más de cincuenta países, indicó que la alta comisionada expresó, durante el encuentro que sostuvieron, su «reconocimiento implícito y explícito de la catástrofe» que vive el país.