Espectáculos

B. B. King: sus visitas a la Argentina y su particular relación con Pappo


El músico, denominado el rey del blues, llegó al país para brindar sus recitales. Desde CLG lo recordamos al conmemorarse cinco años de su partida

Desde su primera visita a la Argentina, en 1980, cuando no abundaban los shows internacionales por estos lados, B. B. King forjó una especial relación con el país que tuvo su punto máximo cuando invitó a Pappo, nuestro héroe del blues local, a sumarse en 1993 a un show en el Madison Square Garden, del que también participaron leyendas del género como Buddy Gay y Koko Taylor.

«Es uno de los más grandes guitarristas, no sólo de Argentina, sino de todo el mundo», llegó a decir el rey del blues del artista argentino, al que adoptó como amigo y lo rebautizó como «The Cheeseman» por la horma de queso que el hombre oriundo del barrio porteño de La Paternal le había llevado de regalo al camarín de Obras, en aquel lejano 1980.

B. B. King había sido traído al país por Carlos «Pirimpimpín» Geniso, un ex músico devenido empresario, quien, según cuenta la leyenda, perdió sumas millonarias de dinero por esa aventura.

Sin embargo, el artista tomó nota de esta situación y en sus posteriores visitas puso como condición que Geniso estuviera involucrado en la negociación, aunque esto implicara dejar de lado ofertas más jugosas.

Precisamente, esa primera visita también sentó las bases de su relación con Pappo, quien pasó por camarines para saludar con un queso de regalo y logró sacarse una foto en la que también aparecen Héctor Starc, Willy Quiroga y Rinaldo Rafanelli.

Ya en los primeros años de los 90, cuando las visitas internacionales eran cosa de todos los días gracias a la ley de convertibilidad, B. B. King regresó en varias ocasiones y, en todas ellas, daba la oportunidad de que algún número local se encargara de abrir el show.

Pappo fue uno de los artistas que tuvo ese privilegio y su performance resultó tan arrolladora que el propio rey del blues pidió, al escucharlo mientras ingresaba al estadio, que lo invitaran a sumarse a su concierto.

Este primer encuentro musical en 1992 en Obras fue el origen del convite del músico al argentino a ser parte de una de sus presentaciones en el mítico reducto neoyorquino.

«Mi amigo Pappo», solía decir cada vez que alguien le mencionaba al músico local y su rostro denotaba tristeza cuando, tras su muerte en 2005, lo recordaba.