Australia: terrible venganza en prisión contra un pedófilo y asesino

«¡¿Por qué, por qué?!», gritaba Brett Peter Cowan, agonizando de dolor. Pero él sabía la respuesta. Él sabía por qué Adam Davidson, compañero en una prisión de Australia, le acababa de verter un balde de agua caliente que le dejó graves quemaduras e imborrables secuelas en la piel.

«No quería matarlo. Solo quería herirlo. Que sienta el dolor«, admitió Cowan, de 31 años, ante las autoridades. No soportaba estar de brazos cruzados compartiendo sentencia con un pedófilo y asesino de menores.

Cuando Cowan estaba jugando cartas con otros reos en un área común, en agosto del 2016, vio que Davidson, de 48, estaba junto a la sala de lavandería. Le pidió a sus compañeros que aleje a las otras personas de la zona. Había estado planeando el ataque durante un mes. «Quería que sienta el dolor que alguien como Daniel Morcombe sintió«, añadió.

Davidson, condenado por robo, hace referencia al niño de 13 años que desapareció en 2003. Los padres de la víctima tuvieron que esperar casi ocho años hasta que la policía logró arrestar a Davidson, acusado de homicidio y con dos sentencias previas por ataques sexuales.

Posteriormente, Cowan fue procesado por tortura y siempre admitió su culpabilidad. «Lo hice solo, nadie más estuvo involucrado. Se lo merecía, es un maldito gusano«, agregó.

Las secuelas sobre el cuerpo del pedófilo y asesino fueron severas. La piel se le caía en el rostro, el pecho, la espalda y las piernas. Las ampollas tardaron semanas en curarse, principalmente en la prominente panza que creció durante sus años de prisión, haciendo olvidar la holgada figura que recorrió los periódicos durante el juicio.

La carne viva era visible entre las dolorosas quemaduras en su hombro y brazos, haciendo indistinguibles los tatuajes que portaba, según reconstruyó recientemente el Daily Mail, en base a fotografías privadas del expediente.

Aunque Davidson fue condenado a tres años por el hecho, hoy está en libertad condicional. «Pensaba que no debía estar con esos abusadores sexuales. No podía ir a ningún lado, así que organicé mi propia venganza«, recordó.

Cuando Cowan le preguntaba, entre gritos de dolor, por qué lo hacía, él guardó silencio. Solo respondió golpéandolo con el balde de agua, ya vacío.

FUENTE: Infobae