Por José Calero. Jefe de Economía de la agencia NA.
El gobierno necesita lograr un ingreso rápido y sostenido de divisas para evitar una devaluación de alto calibre que algunos sectores del mercado empiezan a dar por descontada.
Incluso sostienen que la depreciación del peso ya ocurrió, y solo falta que el Gobierno haga el duelo y la convalide.
Entre los técnicos empieza a haber discusiones de manual sobre si la Argentina ya devaluó, con sus múltiples tipo de cambio y un dólar que en la Bolsa opera a $143 y un blue a $167 y subiendo.
El Gobierno lo rechaza, y sostiene que las importaciones – clave para producir y, por ejemplo, comprar medicamentos al exterior- se continúan operando a dólar oficial.
Pero en concreto cada vez son menos las operaciones que se pueden hacer a ese tipo de cambio.
Y la brecha cambiaria ya presiona sobre casi todos los sectores de la economía.
En el Gobierno reina el desconcierto y cada vez se notan más diferencias entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el jefe del Banco Central, Miguel Pesce.
En el medio, trata de equilibrar la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, discípula de la jefa de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, quien estuvo a cargo de la aplicación del primer gran cepo cambiario durante el segundo mandato de Cristina Kirchner.
Mientras suena cada vez con más fuerza la posibilidad de cambios en el Gabinete, algunos funcionarios se quejan por la «manía por el dólar» que tienen los argentinos.
Pero el propio vice del BCRA, Sergio Woyecheszen, admitió que en la Argentina «el que apostó al peso siempre perdió», dándole la razón a los millones de argentinos que buscan hacerse de «verdes».
Esta crisis cambiaria ya se vivió mil veces en el país, y siempre terminó mal, con megadevaluaciones que dejaron un tendal de pobres y una economía herida durante años.
En contactos que se acentuaron durante el fin de semana largo, sonó cada vez con más fuerza la posibilidad de avanzar con nuevas medidas y aumentar la presión sobre los exportadores para que liquiden divisas.
Iría acompañado con una nueva alza de tasas de interés, que entre otras cosas volvería a mejorar el rendimiento de los plazos fijos.
Lo más original de lo que trascendió en los últimos días es la posibilidad de fomentar que los ahorristas vendan sus divisas al valor de los dólares financieros, que cotizan por encima de los $140.
Habrá que ver si la autoridad monetaria logra consenso para avanzar con esta idea, que podría inyectar dólares frescos a las arcas del Central.
El BCRA necesita ingreso de divisas y parece dispuesto a convalidar un tipo de cambio más alto en algunas operaciones.
Por las dudas, en el gobierno ya avisan que la brecha cambiaria no cederá en el corto plazo. .
Por ejemplo, Todesca -en quien Alberto Fernández deposita mucha confianza- advirtió que la brecha del dólar «no se va a resolver mágicamente por un golpe de timón brutal del Gobierno».
En la Casa Rosada alertan que si se aplica una devaluación fuerte los precios aumentarán, el salario real caerá y la economía se contraerá todavía más.
Nada novedoso, si se creyera que los gobiernos aplican las devaluaciones a voluntad propia, y no porque el mercado se los termina llevando puestos.
La duda es si hay espaldas en esta coyuntura para evitar una brusca depreciación del peso, ya que hasta ahora el mercado cambiario no se ha comportado como el Gobierno esperaba.
Fichas al FMI.
La Casa Rosada confía en poder avanzar rápido hacia un acuerdo de facilidades extendidas a diez años con el FMI.
El organismo buscará imponer condiciones vinculadas con la búsqueda de un equilibrio presupuestario.
En el medio, resistir como se pueda: dicen tener la fuerza como para sostener el mercado porque las medidas las tomaron antes de quedarse sin un dólar.
Economistas como Gabriel Rubinstein -quien anunció la crisis del 2001- no son tan optimistas: advierte que, según las cuentas de su consultora, las reservas líquidas ya están en 1.000 millones negativas.
También hace una advertencia preocupante: como parte de las reservas está conformada por los depósitos en dólares, si se confirma que alcanzaron una saldo negativo, se interpretaría que el BCRA está utilizando divisas que no le pertenecen.
Ya lo hizo durante el final del mandato de Cristina Kirchner, cuando el BCRA entregó la caja con reservas negativas en unos u$s 3.000 millones.
Uno de los objetivos centrales del Gobierno es aumentar la producción de bienes y servicios, y lograr que las exportaciones empiecen a subir hasta alcanzar la zona de los 100.000 millones de dólares.
Por eso hay buena sintonía con el proyecto impulsado por el Consejo Agroindustrial -hasta los recibió Cristina-, donde están todos los sectores agropecuarios con excepción de la Sociedad Rural.
Los empresarios consideran que la Argentina necesita mejorar el clima de negocios, para animar a los inversores a apostar al país.
Se esperaba que eso ocurriera una vez logrado el canje de deuda, pero no pasó.
El sector privado desconfía del ala kirchnerista del Frente de Todos, que ha tenido avances feroces en las últimas semanas, al ritmo de las necesidades de la vicepresidenta de sacarse de encima las causas de corrupción que todavía le quitan el sueño.
De lo que ocurra en el Poder Judicial también dependerá lo que suceda en la economía en los próximos meses.
Y eso siempre es impredecible en la Argentina cuando gobierna el kirchnerismo.
(*) Jefe de Economía de la agencia NA.
jcalero@noticiasargentinas.com.
@JoseCalero.
JC/AMR