Fueron perpetrados por aviones a varias bases de las Brigadas Hezbollah
Fueron perpetrados por aviones a varias bases de las Brigadas Hezbollah
Veinticinco combatientes murieron en ataques aéreos lanzados por Estados Unidos en Irak contra un grupo pro-Irán, lo que causó indignación en un país atrapado en crecientes tensiones entre Washington y Teherán, informó una coalición de milicias iraquíes.
Los ataques de la noche del domingo fueron realizados por aviones contra varias bases de las Brigadas Hezbollah, una de las agrupaciones más radicales de Hashed al-Shaabi, una coalición de milicias iraquíes apoyada por Irán.
Los bombardeos «mataron a 25 combatientes e hirieron a 51, incluyendo a comandantes, y la cifra de víctimas podría aumentar», dijo Hashed, que tiene gran poder e influencia en Irak, en un comunicado. La nota agregó que el grupo aún estaba sacando cuerpos de debajo de escombros en bases cercanas a Al-Qaim, un distrito de Irak fronterizo con Siria, informó la cadena CNN.
El vocero de la Cancilería de Irán, Abbas Mousavi, dijo que Estados Unidos había «mostrado su firme apoyo al terrorismo y su desprecio por la independencia y la soberanía de países» al lanzar los ataques. Estados Unidos, que también es un aliado clave de Bagdad, debe aceptar las consecuencias de este «acto ilegal», agregó el portavoz.
El secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, describió los ataques -que golpearon tres sitios en Irak y dos en la vecina Siria- como «exitosos» y no descartó nuevas acciones militares contra las milicias pro-iraníes. Los bombardeos llegaron tras una serie de ataques con cohetes que desde octubre han alcanzado intereses de Estados Unidos en Irak, incluyendo uno contra una base militar en la norteña Kirkuk que mató a un contratista estadounidense la semana pasada.
El incidente provocó una oleada de críticas en Irak. El presidente de la Comisión de Seguridad y Defensa del Parlamento, Mohamed Reda al Haidar, exigió una sesión urgente en la Cámara para «conocer los motivos de la infracción y para que no se repita de nuevo».
Las tensiones entre Estados Unidos e Irán han escalado desde que el presidente Donald Trump retiró a su país del acuerdo nuclear multilateral con Irán de 2015, el año pasado, y volvió a imponer sanciones económicas a Teherán. Los líderes de Irak temen que su país se convierta en campo de batalla entre Teherán y Washington, justo cuando enfrentan también grandes protestas callejeras contra la corrupción y contra la enorme influencia política de Irán.
Las manifestaciones forzaron la renuncia del primer ministro Adil Abdul-Mahdi el mes pasado, aunque permanece en el cargo como premier en funciones. El movimiento de protesta, así como el presidente Barham Saleh, han rechazado al sucesor del jefe de gobierno que impulsa Irán.
Fuentes militares estadounidenses han dicho que las milicias pro-iraníes constituyen ahora un mayor peligro que el Estado Islámico (EI), el grupo yihadista cuyo ascenso llevó a Estados Unidos a volver a desplegar tropas de combate en Irak. Pero importantes sectores políticos de Irak ven a los 5.200 soldados estadounidenses como una «amenaza», y los ataques de anoche reanudaron los llamados a que abandonen el país árabe.
El gran número de milicias pro-iraníes que operan en Irak, sumado a las tensiones entre Estados Unidos e Irán, ha hecho muy difícil a Bagdad encontrar un equilibrio entre las exigencias de esos dos aliados clave.