En disconformidad por la propuesta de aumento salarial, Amsafé lanzó una medida de fuerza para el miércoles 14 y un día antes paran empleados del municipio
La ciudad de Rosario se prepara para una semana marcada por los conflictos gremiales, con paros, movilizaciones y protestas que reflejan el malestar creciente de los trabajadores ante el estancamiento de las negociaciones paritarias. La tensión se hace sentir con fuerza y distintos sectores apuntan directamente a la gestión de Maximiliano Pullaro por la falta de mejores propuestas salariales que recompongan los sueldos frente a la inflación.
El primer gran foco será el martes 13, cuando los trabajadores municipales de Rosario lleven adelante un paro de actividades convocado por el Sindicato de Trabajadores Municipales (STM), en reclamo de una mejora salarial que todavía no llegó. El gremio denuncia el deterioro del poder adquisitivo y reclama una propuesta que contemple el impacto del ajuste nacional y provincial. La medida afectará la atención en dependencias públicas y servicios municipales durante toda la jornada.
Al día siguiente, el miércoles 14, será el turno del paro docente. La asamblea provincial de Amsafé resolvió una contundente medida de fuerza tras rechazar el escaso ofrecimiento del gobierno de Pullaro. La huelga será por 24 horas e incluirá movilizaciones locales. Desde el gremio insisten en que la propuesta fue “insuficiente” y advirtieron que si no hay una mejora real, el conflicto se profundizará.
En el caso del Sadop Rosario, que representa a los docentes del sector privado, no habrá paro, pero sí una jornada activa de protesta ese mismo miércoles, con visibilización del reclamo y actividades frente a instituciones educativas y sedes del Ministerio de Educación. “Queremos respuestas. No alcanza con convocar a una mesa si la propuesta no es seria”, señalaron desde la conducción local.
A este panorama se suman otros gremios que, si bien aún no anunciaron medidas concretas, mantienen reuniones y estado de alerta ante la falta de definiciones en sus propias negociaciones. La crítica generalizada es que la administración provincial dilata los tiempos, no actualiza los sueldos al ritmo de la inflación y pretende imponer condiciones por decreto, sin diálogo genuino.
Los sindicatos coinciden en señalar que el ajuste lo están pagando los trabajadores, mientras la provincia muestra números fiscales positivos. “Hay plata, lo que falta es voluntad política”, repiten desde distintos espacios gremiales. La advertencia es clara: si no hay respuestas, el conflicto escalará en toda la provincia.