Cada 14 de junio se celebra el Día Mundial del Donante de Sangre y este año el lema elegido por OMS es "Donar sangre es un acto de solidaridad. Súmate al esfuerzo y salva vidas"
Los bancos de sangre de distintos lugares del país van recuperando los niveles prepandémicos como consecuencia del cambio del modelo de reposición al de donante voluntario en el que ya se venía trabajando, una mayor recolección fuera del hospital y una conciencia heredada de la donación de plasma de convaleciente, indicaron referentes en las vísperas del Día Mundial del Donante de Sangre.
«A nivel mundial está costando mucho recuperar los niveles de donación de sangre prepandémicos; y a nivel nacional en algunos lugares se está logrando y en otros no», indicó a Télam Carlos González, jefe del Servicio de Hematología del Hospital Muñiz.
El hematólogo señaló que en ese centro de salud, por ejemplo, ya se pudo alcanzar los niveles previos a la pandemia: «Esto se consiguió gracias al esfuerzo de todo el Servicio de Hematología y de todo el hospital, y viene como una de las enseñanzas del programa de Plasma de Convaleciente ya que muchos de los que donaron fueron los propios trabajadores del hospital».
Entre los desafíos que tienen hoy los bancos de sangre, González mencionó la necesidad de profundizar el cambio «del modelo de donante de reposición a donante voluntario».
«Éste es un cambio cultural y un trabajo que va a llevar muchos años, que requiere el compromiso de muchos actores sociales, gubernamentales, etc.», sostuvo.
«En segundo lugar -indicó- lo que hemos visto es que las estructuras atomizadas no son eficaces ni eficientes, entonces hay que pasar a modelos con centros regionales que trabajen en escala de eficiencia».
Por su parte la directora del Instituto de Hemoterapia de la provincia de Buenos Aires, Laura González, indicó a Télam que si bien «bajó un poco el stock porque hubo una nueva ola de Covid, la sociedad esta más concientizada y hay más lugares para poder realizar las colectas».
En ese contexto, la funcionaria detalló que en territorio bonaerense «hay clubes, sociedades de fomento, municipios, unidades sanitarias y centros de atención barriales a donde se puede donar sangre» ya que desde el organismo «nos vamos abriendo a lugares fuera de los hospitales y la verdad que está bueno».
González puso de relieve que en la actualidad «hay muchos donantes voluntarios» y no ya quienes donan de manera obligada «porque tiene a algún familiar o amigo internado».
«La sociedad tomó conciencia de la importancia de donar. Antes se estigmatizaba si una persona faltaba al trabajo para donar y se lo tildaba de vago, pero ahora todos saben que es una necesidad el donar sangre», dijo y planteó que «hoy lo entienden desde los empresarios hasta los políticos».
En el caso de la provincia de Santa Fe, donde se trabaja con el modelo de donación voluntaria y habitual, no se observaron dificultades durante la pandemia, entre otros factores porque «la demanda de sangre disminuyó» debido al aislamiento social y obligatorio de los primeros meses.
Así lo informó Andrea Acosta, coordinadora del área Hemoterapia del Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos (Cudaio), quien remarcó que el distrito, durante la pandemia, tuvo «dos colectas semanales para resolver el abastecimiento de sangre».
«Buscamos tres puntos de la provincia y tratamos de hacer algo programado. Lo que cambiamos fue la modalidad de participación: para garantizar las normas de higiene y seguridad, implementamos un sistema de inscripción y turno online para garantizar el distanciamiento social», explicó.
Ante una consulta de Télam, Acosta añadió que en el Cudaio «siempre se trabajó con el mismo nivel de demanda, lo que cambió el donante de reposición por el donante voluntario y habitual».
En Córdoba, en la prepandemia, promediaban cerca de 14.000 las donaciones de sangre anuales cifras a las que se llegaba con el 20% de donantes voluntarios y el resto con reposición de personas que donaban para algún paciente familiar o allegado, manifestó a Télam Luciano Slobodianiuk, jefe de Hemodonación del Banco de Sangre de la provincia.
Durante los primeros meses de pandemia «decayó la donación hasta un 50%», y a partir de ese contexto se implementó un programa de colectas externas de sangre más riguroso mediante campañas de donación por fuera de los hospitales, en espacios seguros y con todos los protocolos, y mucha publicidad.
Con esa estrategia «se fue recuperando el número de donaciones» y se logró cerrar el 2020 con 12.000 donantes, y el 2021 con 15.000, por lo tanto «estamos recuperando valores prepandemia», destacó Slobodianiuk.
Este año, Argentina cumple 20 años de la creación del Plan Nacional de Sangre (Resolución Nº 70/02), cuyos objetivos abarcaban la regulación, sistematización de la información y educación.
A partir de su puesta en funcionamiento, la donación de sangre está organizada por los bancos de sangre y/o Centros Regionales de Hemoterapia en el marco de los Programas Provinciales de Hemoterapia de los Ministerios de Salud de cada jurisdicción.
La donación es un acto sencillo, rápido, prácticamente indoloro y seguro y puede donar sangre cualquier persona que tenga entre 16 y 65 años, pese más de 50 kg, se sienta bien de salud, no esté transitando enfermedades que se transmitan por sangre (hepatitis, mal de Chagas, etc.); no haya realizado prácticas sexuales de riesgo en el último año y no se haya realizado durante el último año tatuajes, perforaciones o escarificaciones cutáneas.
«Hay numerosos mitos en torno al acto de de donar: que engorda o adelgaza, que si se tiene tatuajes ya no se puede donar nunca más; que se puede contraer enfermedades infecciosas; que hay que ir en ayunas, por nombrar sólo algunos», explicó por su parte Alejandra Vellicce, jefa de la División de Hemoterapia del Hospital de Clínicas.
Y continuó: «Nada de esto es correcto, no tiene incidencia en el peso, es una práctica segura porque se utiliza todo material descartable; se puede donar después de los seis meses o el año de tatuarse y hay que descansar y desayunar bien antes de ir a donar».