Entre 2015 y julio de 2019 se contabilizaron 118 femicidios de adultas mayores, un sector de la población que sufre violencia física y psicológica pero también sexual de acuerdo a las denuncias realizadas al 144 entre 2017 y 2018, realidades que son invisibilizadas, aseguraron hoy especialistas en las vísperas del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora el 25 de noviembre.
El Observatorio Nacional de Violencia contra las Mujeres del Instituto Nacional de las Mujeres (INAM), informó que entre 2017 y 2018 de los llamados que ingresaron a la línea 144, el 5,8% tuvieron como víctimas a adultas mayores (60 años o más), y de ese total un 6,3% denunció violencia sexual.
En el 36,7% de los casos los agresores fueron las parejas y en un 15,5% las ex parejas; la agresión de hijos representó un 22,1% y de hijas alrededor de un 5,3%.
En relación a los tipos de violencia identificados en las llamadas para el período analizado -además de la sexual que representa el 6,3% de las denuncias-, la violencia psicológica fue la más significativa, presente en el 95,6% de los casos, seguida de situaciones de violencia física (54,4%) y de violencia simbólica (43,5%).
Por su parte, el Observatorio de las Violencias de Género «Ahora que sí nos ven», informó que se registraron 118 femicidios de mujeres mayores entre junio de 2015 y julio de 2019.
«Los femicidios contra las adultas mayores son los más invisibilizados y peor abordados por los medios de comunicación porque no reflejan su gravedad», sostuvo Raquel Vivanco, presidenta del Observatorio.
El 40% de esos femicidios fueron cometidos por familiares, el 32% por las parejas de las víctimas y el 8% por ex-parejas; sólo el 10% tenía denuncia previa y en un 5% de los casos existía una medida judicial.
«Ocho de cada 10 es asesinada en su propio hogar lo que confirma que las peores formas de violencia contra las adultas mayores son intrafamiliares», destacó Vivanco.
Y continuó: «En muchos casos son femicidios vinculados, es decir, son asesinatos cometidos contra mujeres adultas mayores que son madres o familiares cercanas de la víctima a la que quiere lastimar el agresor».
En relación a la forma en la que fueron asesinadas, la principal es a golpes (32%), seguida de arma blanca (29%), asfixia (19%) y armas de fuego (15%).
«La violencia física es un índice que muchas veces se encuentra oculto. Y aquí se conjuga la violencia hacia las mujeres con el viejismo, o discriminación por edad. Hay una ‘repugnancia’ hacia el cuerpo envejecido y utilizo esa palabra que es muy dura pero que está basada en mucha bibliografía y que genera mayor licencia para agredir a una adulta mayor», sostuvo Isolina Dabove, doctora en Derecho e investigadora de CONICET.
La especialista, directora de la «Maestría en Derecho a la Vejez» de la Universidad Nacional de Córdoba, advirtió que «hay incluso una falta de visibilización de este tema en el propio movimiento de mujeres que así como pone su mirada en lo que sucede con las niñas y jóvenes, debería ver las particularidades de la violencia hacia las adultas mayores».
«Según datos del Boletín de la Seguridad Social de 2019, del total de mujeres que cobran la jubilación mínima, el 81% tiene moratoria contra el 48% de los varones, es decir que el tema de las mujeres en cuanto al acceso a una jubilación en igualdad de condiciones que los varones representa una violencia estructural», destacó Mónica Roqué, presidenta de la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria.
La médica especializada en vejez destacó que «el tema del cuidado también es importante, muchas mujeres mayores se ven obligadas al cuidado de otros mayores, o de sus nietos, pero cuando ellas necesitan cuidados no hay quien lo haga».
El 25 de noviembre fue instaurado por la ONU como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer por la fecha en la que feministas latinoamericanas conmemoraban el asesinato de las hermanas Mirabal, tres activistas políticas de República Dominicana brutalmente asesinadas en 1960 por orden de Rafael Trujillo.