Desde el equipo Arquidiocesano de Pastoral Social emitieron un mensaje sobre el tema, haciendo hincapié en recientes dichos del Papa Francisco
El Papa Francisco celebró el pasado 24 de mayo el 5ª aniversario de la publicación de la Encíclica Laudato SI, en la que se solidariza con el grito de los pobres que sufren por el maltrato que reciben de parte del sistema en que vivimos, edificado sobre la ambición y el egoísmo. En la ocasión, Francisco señala con preocupación a la Madre Tierra, tan debilitada por la sobreexplotación que la “estruja” al límite.
Al respecto, advierte que la degradación ambiental y social van juntas en un mundo en el que “todo está conectado” de manera que deterioro ético y cultural acompañan el deterioro ecológico.
Por eso, el Papa afirma que estamos en medio de una crisis socio-ambiental cuya raíz está en el corazón del hombre que se conduce conforme al paradigma tecnocrático por el que con soberbia cree que ciencia y la tecnología todo lo pueden para su provecho olvidando sus límites y los de la naturaleza. Así, “cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente queda indefensa ante el mercado divinizado”( LS. Nº 56)
Apenas conmemorado este aniversario nos encontramos con un nueva y alarmante seguidilla de incendios intencionales y descontrolados en las islas entrerrianas.
Estos hechos constituyen un verdadero ECOCIDIO por sus consecuencias respecto del ambiente y las personas.
No podemos dejar de recordar las palabras del Papa Francisco en el inicio de su ministerio pontificio “ pedir por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político, social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad (que) seamos custodios de la creación, del designio de Dios inscripto en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro”( marzo 19 de 2013)
Nos unimos de esta manera al grito desesperado de la Madre Tierra, de los pobres por los que optamos preferencialmente y de todos los rosarinos que soportamos esta situación de ahogo no sólo físico sino también social y espiritual porque sentimos que los intereses económicos y el ansia de riqueza idolatrada una vez más afectan gravemente la VIDA de las personas y de la Tierra.
Acompañamos el reclamo de la población y de tantas organizaciones de la sociedad civil que piden que cesen los indendios y que se dicte una ley de Humedales que proteja esta porción de la creación, regalo divino que no podemos destruir.
En la certeza llena de gratitud hacia Ella, de que es Nuestra Señora del Rosario la que, una vez más, está protegiendo de la peste a nuestra Ciudad y Arquidiócesis, encomendamos ahora a su intercesión la causa del cuidado de todo cuanto fue creado por su Hijo y para Él.
Rosario, junio de 2020
Dra. Viviana Wille Bille
Directora del Equipo Arquidiocesano de Pastoral Social