En el marco del Día Mundial de la artritis reumatoidea, que se conmemora este lunes, especialistas del Instituto de Rehabilitación Psicofísica de Buenos Aires informaron que el promedio de consultas en ese centro de salud está en un nivel del 25% respecto de la cantidad promedio
La situación por la pandemia de coronavirus generó que muchos pacientes con artritis reumatoidea (AR) suspendieran los controles programados con sus médicos tratantes e incluso, en algunos casos, se abandonaron los tratamientos.
La artritis reumatoidea es una enfermedad autoinmune inflamatoria crónica que suele afectar las manos y los pies, aunque también puede atacar cualquier articulación, con pérdida de la función y se caracteriza por inflamación en el revestimiento de las articulaciones, causando calor, rigidez, hinchazón y dolor.
Por lo general, se presenta entre los 25 y los 50 años de edad, en especial en mujeres y, entre los principales síntomas se destacan rigidez matinal, tumefacción, dolor, limitación y aumento de la temperatura local en varias articulaciones.
Se estima que en la Argentina afecta a cerca del 1% de la población, lo que equivale a una cifra superior a las 400 mil personas, y, si bien no se conocen los factores que la causan, se piensa que los genes, el medioambiente y las hormonas pueden tener un rol desencadenante en la enfermedad.
En el marco del Día Mundial de la artritis reumatoidea, que se conmemora este lunes, especialistas del Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP) de la Ciudad de Buenos Aires informaron que el promedio de consultas en ese centro de salud está en un nivel del 25% respecto de la cantidad promedio que se realizaba en la época pre-pandemia.
El doctor Gustavo Citera, quien es el Jefe de la Sección Reumatología del IREP, señaló en diálogo con la prensa que se debe tener en cuenta que «la artritis reumatoidea es una enfermedad crónica», por lo cual indicó que «interrumpir las terapias puede traer importantes complicaciones& y citó como ejemplo, «incrementar el riesgo de padecer infecciones, tanto bacterianas como virales».
Además Citera reveló: «Si bien el descenso se produjo tanto en las consultas como en la continuidad de los tratamientos, poco a poco la mayoría de los pacientes comprendió la importancia de retomar las medicaciones, incluso estamos confeccionando muchas recetas en forma online».
«Sin embargo, el retorno a las consultas, aun en forma virtual, sigue siendo muy lento. Se nota un crecimiento en la atención, pero extremadamente tibio; de cada 4 consultas que se hacían en el promedio de 2019, hoy estamos en una o incluso menos», aseveró.
En tanto, los especialistas insisten en que los pacientes mantengan una actividad aeróbica regular y periódica, pero que no represente un impacto ni una sobrecarga sobre la circulación y, en relación a este tema, Citera dijo: «Lamentablemente, en muchos casos se ha discontinuado el tratamiento kinesiológico y eso atenta contra el control de la enfermedad y contra el bienestar de los pacientes».
«En medio de la pandemia es importante aclarar que los pacientes con AR no tienen un riesgo aumentado de contraer coronavirus ni de cursar la enfermedad con mayor gravedad que una persona sana», expresó el médico.
Citera explicó luego: «No hay ninguna contraindicación para que sigan recibiendo sus medicaciones, incluso los biológicos, ya que, por lo que conocemos hasta ahora, no aumentan las posibilidades de contagio».
«En el caso que un paciente con artritis contraiga coronavirus, sugerimos suspender los tratamientos de la artritis y que el médico a cargo realice el tratamiento que considere apropiado para la infección por COVID-19 y luego de recuperado puede retomar su medicación de base», señaló.