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Argentina va por la gloria en Brasil: el análisis de Genovar y Odisio


Los periodistas de CLG palpitan la final de la Copa América que le puede permitir a la selección argentina romper con la sequía de 28 años sin títulos, y justo en tierras brasileñas

Las especulaciones van llegando a su fin. Argentina, que arrancó tambaleando en la Copa América y fue muy bien liderada por un fantástico Lionel Messi, hoy tiene su gran chance. La oportunidad, nada menos que ante Brasil y de visitante, de romper con la maldita sequía que ya acumula 28 años sin levantar una copa.

A horas de la previa del partido más esperado, los periodistas de CLG Enrique Genovar y José Odisio comparten sus miradas de cara al cotejo de esta noche.

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La mirada de Quique Genovar: 

Tiene que ser el día. Es hoy. En Brasil y ante el local. Con Messi, Di María, Lo Celso y compañía. Más allá de este deseo colectivo de todos los argentinos claro está que la empresa no asoma para nada sencilla. Y más allá de la algarabía del otro día con Dibu Martínez como héroe está el recuerdo de lo que fue el partido ante los colombianos y ese rendimiento que tuvo el seleccionado debe ser hoy mayor para que la copa llegue a la vitrina de AFA.

En las semis, Argentina no jugó bien. Solamente se pudo destacar, de los 90 minutos, los primeros diez. Todo lo demás fue de Colombia, que a pesar de no crear tantas situaciones de gol y de no meter en el arco propio a los de Scaloni, tuvo la pelota y en gran pasaje impuso condiciones.

Si ante Brasil esa falta de tenencia de balón que se vio el martes se repite está clarísimo que será muy difícil conseguir la Copa. Es que los de Tité pocas veces perdonan…

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Más allá de todo, la selección tiene chances de salir campeón. El favoritismo que había antes de la competencia y que era exclusivo de Brasil hoy no será tan así. Es que en una final las posibilidades de uno y otro se equiparan.

Argentina tiene al mejor del mundo y eso siempre es un plus. Messi está como nunca antes se lo vio con la celeste y blanca. El rosarino quiere ganar con la mayor y está ante la gran oportunidad de hacerlo en conjunto con sus compañeros.

Además del superlativo nivel que está mostrando el capitán argentino en esta Copa América hay otros que están en muy buen nivel. El arquero, los centrales, los volantes ofensivos y Martínez también están en un nivel inmejorable. Hoy el único problema que asoma es la falta de rigurosidad en el volante central y esto ante una selección como la de Brasil debe ser un factor a mejorar por parte del entrenador.

La mochila, por más que hace 28 años que no se consigue nada a nivel de selección mayor, es del local. Es de Neymar y el resto de sus calificados compañeros. Y esto puede ser una ventaja para Argentina a la hora de jugar.

Este análisis a las 21 quedará de lado. Es que ante tan tamaño partido el análisis previo caducará con más rigurosidad de la que siempre tiene. Cuando se vaya será el turno de que se imponga la ilusión…Es hoy, tiene que ser hoy. ¡Vamos Argentina!

El análisis de Chino Odisio

Argentina-Brasil es un clásico por donde se lo mire. Sea fútbol, básquet, vóley, tenis, o un picado en una playa de Florianópolis, jugar contra los brasileños tiene una carga emotiva única. Siempre son finales, por eso no hay que explicar el valor del choque para definir la Copa América. Y si se agrega que es en el Maracaná, un agregado mítico único, no sentir alguna emoción previa es casi un sacrilegio futbolero.

Argentina entró a jugar esta Copa América del covid con pocas expectativas en los hinchas. Scaloni es un entrenador con prensa negativa. Y el equipo presentaba una lista de nombres que para los «no futboleros» eran perfectos desconocidos, a punto tal que si no fuera por Messi, en el enfoque de los rostros previo, a la hora de cantar el himno, para muchos era un desafío reconocer a los jugadores argentinos.

Costó motivar a la gente. Mucho más cuando el equipo arrancaba para golear y terminaba aguantando. Pero Messi tenía otra idea. El rosarino encaró esta Copa con otra motivación, tal vez consciente de saber que sin un título en su espalda, los reproches del tablón tuitero serían eternos. Lionel jugó en modo «crack», metió apiladas como nunca, puso asistencias y anotó goles, para llegar a esta final como máximo artillero del torneo. Además tuvo sacrificio, más allá de ese tobillo ensangrentado que se vio en semifinales. Hasta cantó el himno, o esa versión reducida de estribillo previa a los partidos, como para no dejar ninguna ventana abierta para los eternos cuestionadores de todo. Messi quiere su título y el equipo se contagió de ese entusiasmo.

La previa de Newell's - Deportivo Rincón por Chino Odisio - YouTube

De pronto, Nico González, Guido Rodríguez, el lesionado Romero y Nahuel Molina pasaron a ser conocidos. Y ni hablar el Dibu Martínez, la reencarnación del Goyco en el Mundial 90. Lautaro es más confiable -aunque falle goles como el Pipa-, el Papu no sólo hace buenos videos en Tik Tok y ahora todos quieren que Di María sea titular. Los resultados mandan, y el argentinismo generó amor por un equipo que hasta hace un mes provocaba apatía.

Analizar el partido en la previa carece de sentido. Decir que presionar arriba puede dar sus frutos siempre que los zagueros jueguen adelantados si la pelota viene por arriba, pero tengan relevos si sale por el piso, en especial si es en los pies de Neymar, es una obviedad. De Paul debe ayudar a Guido Rodríguez en la recuperación, y Lo Celso intentar estar más cerca de Messi. Hay muchas variables tácticas, demasiadas. Pero hay una que es más importante: el deseo de ganar. Ese que tiene Messi y que contagia al resto. Ese que tienen los hinchas, que sueñan que por una vez, Lionel levante esa Copa con la albiceleste. Y si es contra Brasil, tendrá tanto valor, que nadie se acordará del pasado.