Opinión

Argentina, un país con pasión de inflación


Por Natalia Motyl*

Salió el último dato de inflación de marzo, y, lamentablemente, aunque no sorprenda, la inflación volvió a marcar un salto, esta vez del 4,8%.

Es la cifra más alta que se observa desde septiembre de 2019 cuando la inflación había sido del 5,9% mensual, luego de la corrida contra el peso post paso.

Para tomar dimensión de los números de inflación que manejamos en nuestro país, basta con compararlo con el resto de los países de la región.

La Argentina es el único país de la región, sacando Venezuela, que presenta una inflación acumulada de dos dígitos, 36,1% de inflación acumulada en 2020.

En tanto, el año pasado, la inflación fue de un dígito en países como Uruguay (9,4%), Brasil (4,5%), Chile (3,0%), Paraguay (2,2%), Bolivia (2,2%), y, Perú (2%).

Es más, si vamos a la inflación acumulada de los últimos cinco años vemos que en nuestro país ésta superó el 437%, mientras que en Uruguay fue del 48%, en Brasil del 24%, en Bolivia del 12%, en Paraguay del 18%, en Colombia del 14%, en Chile del 14% y en Perú del 11%.

Es decir, lo que nosotros acumulamos de inflación en un año, muchos de nuestros vecinos ni siquiera llegar a acumularlo en cinco años.

Si medimos la inflación de los últimos 10 años vemos que ésta fue del 1742% en Argentina cuando en Uruguay fue del 122%, en Brasil del 74%, en Bolivia del 45%, en Paraguay del 43%, en Colombia del 44%, en Chile del 36% y en Perú del 32%.

Cabe ser redundante que la inflación acumulada de Chile de los últimos 10 años fue igual que la que acumulamos, celebrando con bombos y platillos, sólo en 2020.

Más precisamente, si nos centramos en el dato de marzo vemos que la imagen no cambia.

Mientras en países como Brasil (0,93%), Perú (0,84%), Colombia (0,50%), Chile (0,37%) y Ecuador (0,18%) la inflación no llegó al dígito, aquí lo cuadruplicó holgadamente esas cifras.

Además, hasta ahora la inflación acumulada en nuestro país es del 12,94% en nuestro país, mientras que en Uruguay es del 3,07%, en Brasil del 2,05%, en Paraguay del 0,65%, en Bolivia del 0,52%, en Colombia del 1,55% En Chile del 1,26%, en Perú del 1,46% y en Ecuador del 0,38%.

Es decir, lo que nosotros acumulamos de inflación en tres meses, el resto de los países de la región lo acumulan en cinco años.

Es totalmente alarmante la situación económica en la que nos encontramos ya que somos uno de los países más inflacionarios no sólo de la región sino del mundo; cuando en la mayoría de los países el problema de la inflación fue superado a partir de la década de los ´90.

La cuestión sería preguntarnos por qué no podemos bajar la inflación en nuestro país. Simple, no hay predisposición por parte de la política de hacerlo.

Mientras en el resto de los países comprendieron hace décadas que la inflación era íntegramente resultado de la emisión monetaria, aquí todavía seguimos con el cuento de la multicausalidad, aplicando los precios máximos, persiguiendo a las empresas, en vez de dejar de emitir.

Cuando el gobierno inyecta pesos que nadie desea a la economía, está directamente corroyendo el valor de la moneda.

Volvamos a los datos y observemos la estrecha relación entre ambas variables; en la Argentina entre el 2007 y el 2014, la expansión de la Base Monetaria se encontraba en un 25% de promedio anual, mientras que la inflación en esos mismos años también fue del 24%.

El año pasado, la emisión monetaria había llegado a tocar un pico superando el 90% interanual en abril y mayo, con un promedio a lo largo de todo el año con inyección monetaria de entre el 60% y el 90% anual.

No obstante, toda esa emisión no se reflejó, inmediatamente, sobre los precios porque: i) el lag que existe entre ambas variables; ii) una demanda de pesos que había frenado su caída por las propias medidas restrictivas que evitaban que las personas se deshagan de sus pesos; y, iii) la absorción de pesos por medio de deuda remunerada que hoy supera los 3 billones de pesos y que en algún momento se convertirá en mayor emisión y más inflación.

Así que el panorama a futuro no es para nada alentador; sino todo lo contrario, solo hay que esperar ante una falta de políticas que solucionen el problema de fondo más inflación.

Este año, vamos a estar rondando una inflación mensual promedio entre el 3% y el 4%, en el mejor de los escenarios; con una inflación anual cerca del 50%.

Desafortunadamente, hasta que la política no deje de emitir para financiar sus déficits mensuales, y no ajuste, difícilmente habrá que esperar que la inflación baje a un dígito como en el resto de los países en algún momento.

Todo lo contrario, el escenario a esperar es una inflación cada vez más acelerada que, de no cambiar el rumbo de la política, superaría los dos dígitos en los próximos años.

Si queremos transformar la realidad, desde la política deben empezar a tomar decisiones en pos de los argentinos, no de sus intereses.

(*) Economista y jefa de la Fundación Libertad y Progreso.