CLG dialogó con el ex presidente del Colegio de Abogados de Rosario, quien consideró que "el narcotráfico tiene su razón de ser en la naturalización del consumo de drogas"
La sociedad argentina, puntualmente la rosarina, se encuentra notoriamente atravesada por el narcotráfico y el consumo de drogas. Las bandas tienen tomados muchos de los barrios rosarinos y captan a adolescentes y jóvenes que no encuentran otra salida. La venta de drogas termina deviniendo en enfrentamientos, ajustes de cuentas y una interminable ola de asesinatos que pasa a ser una cifra más de cada día. «Hay una naturalización del consumo y corresponde un gran cambio cultural y educativo», reflexiona Arturo Araujo, reconocido letrado rosarino y ex presidente del Colegio de Abogados de la ciudad, en diálogo con CLG.
«Los sectores vulnerables están azotados por el flagelo del narcotráfico, concretamente en Rosario. El flagelo lo vemos en los ajustes de cuentas, en los asesinatos de jóvenes, mujeres y hasta niños en medio de balaceras. Tenemos casos como el que sucedió en los últimos días en el que balearon una concesionaria de autos para pedirle al propietario una cuota para que pueda trabajar tranquilo, como la mafia en los mejores tiempos de la prohibición en Estados Unidos. Todo esto es consecuencia del consumo de drogas», expresó en primer lugar Araujo.
El abogado fue muy crítico al analizar el contexto que Rosario atraviesa desde hace varios años en referencia al narcotráfico y al consumo de drogas. En ese sentido, se refirió a lo dicho una semana atrás por el arzobispo de Rosario, Monseñor Eduardo Martín: «Resultaron muy esclarecedoras las palabras que pronunció el obispo sobre la violencia. Él puntualiza que el narcotráfico tiene su razón de ser o su fuente generadora de existir en la naturalización que ha hecho la sociedad argentina y rosarina de consumo de drogas por distintos estamentos».
«Esto arranca con un consumo de drogas de menor calidad en los barrios más pobres y se extiende a los barrios más ricos, alcanzando a toda la sociedad. Hay que hablar con nuestros hijos y los más jóvenes para que nos cuenten el grado de consumo de drogas peligrosas que tiene nuestra comunidad. Como consecuencia de la naturalización hay un consumo, y como consecuencia del consumo las bandas narcotraficantes se adueñan de la ciudad», aseveró.
Además, Araujo afirmó que «corresponde un gran cambio en el pensamiento cultural y educativo de toda nuestra sociedad». Y ahondó: «En la televisión se hacen chistes sobre el consumo y las adicciones, se naturaliza a la persona que se consume. No hay que hacer un escándalo con las personas que consumen, pero tiene que haber una voz u orientación de la comunidad que diga ‘esto no está bien’. Lo real y concreto es que uno está alimentando una industria de la violencia y de la corrupción. La droga corrompe a la policía, al empresariado, a la política».
«Corresponde empezar a educar a nuestros hijos y al resto de la sociedad sobre el riesgo del consumo de drogas. Hay gente que se pavonea por andar consumiendo drogas, y eso no puede ser. La televisión y el cine se han contaminado de esta situación y pasan como lo más natural del mundo que una persona esté consumiendo. Acá no se trata solamente de enfrentarse al narcotráfico a los tiros, cosa que no ocurre, sino de enfrentarlo con la educación y la cultura para que no haya un consumo alocado y promovido», subrayó.
Al ser consultado sobre el espacio de dónde tienen que surgir estas transformaciones, el ex presidente del Colegio de Abogados de Rosario señaló: «Este cambio tiene que provenir de todos los sectores. La escuela tiene que decirlo con todas las letras y los medios de comunicación también. Los influencers son referentes en la cultura y son los que a uno tiene que convencer para que se planten en ese tema. Yo, como padre de familia y como abuelo, tengo que insistir en preparar a mis nietos para que no caigan en esa tentación cuando el día de mañana alternen con amigos».
«Este es un tema que tiene que ser abordado por todo el mundo, desde la familia hasta el Estado, las organizaciones y la educación. Este es un problema ético-moral. La Iglesia lo tiene que decir todos los domingos en la misa», agregó.
Por otra parte, Araujo expresó: «Yo no critico a la persona que padece la adicción, quiero significar que hay que estar un escalón antes de que se convierta en adicto. Esa es la comunidad, la cultura y la educación que tiene que evitar que esa persona caiga en esa situación».
Por último, se refirió a la inseguridad que se vive en Rosario, una constante de la ciudad durante la última década: «No hay un reclamo de los ciudadanos. Hay un reclamo de los periodistas que es otra cosa. De vez en cuando hay una marcha, pero no hay una reacción de la sociedad ante la inseguridad. Matan a hombres, mujeres y niños, y no hay reacción. La gente lo mira en la televisión y cambia de canal».