CLG dialogó con María Rosa, presidenta de la Asociación Padres Por La Igualdad Rosario. Desde hace 10 años brindan talleres y capacitaciones laborales para chicos con discapacidades
Por Emilia Ottogalli
La Asociación Padres Por La Igualdad Rosario cumple un rol fundamental en la sociedad. Se encarga de ayudar a un sector que muchas veces es relegado, a quienes tienen alguna discapacidad intelectual.
Desde su lugar, y con arduo trabajo brindan espacios para el desarrollo de jóvenes y adultos, para la recreación y para la capacitación laboral. Porque uno de sus ejes fundamentales es que los jóvenes con discapacidad puedan conseguir insertarse laboralmente. CLG dialogó con María Rosa, mamá de María Emilia y presidenta de Applir.
«Applir surgió hace 10 años», contó. Y profundizó: «Un grupo de madres nos encontrábamos en lugar donde nuestros chicos iban a hacer un taller de salsa y veíamos que los chicos ya no eran chicos, eran adolescentes y adultos y no había nada para ellos».
Estas madres notaron por sus experiencias que faltaba un espacio que les brindara oportunidades y «motivadas por un chico mexicano que estaba de paso, pero finalmente puso un bar en el que trabajan chicos con discapacidad», se encargaron de ser ellas mismas las que lo fundaron.
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«La verdad, había necesidad. Tuvimos buena aceptación. En Rosario no había algo así», recordó María Rosa. Este grupo de mujeres siguió todos los pasos que había que seguir y poco a poco se conformaron en un lugar de encuentro para el desarrollo y la capacitación. «Es como un club», explicó.
«Primero convocamos a los amigos de nuestros hijos. Hicimos folletería, que nos costó porque salió de nuestro bolsillo, todo. Todo fue a pulmón», contó. Sin embargo, no todo fue fácil, al principio había lugares que «cajoneaban» los anuncios «porque pensaban que era competencia».
«Lo primero que se hizo fue convocar para talleres recreativos porque era lo más fácil. Comenzamos con taller de teatro, de salsa, de folclore», especificó sobre los inicios. Hoy cuentan con algunas actividades más: «Tenemos de folclore, cumbia y zumba, salsa, percusión, fotografía, computación. En 2018 tuvimos a través de la provincia talleres de capacitación de peluquería y de panificación».
La peluquería, que surgió a partir de ese curso, «está armada y trabajando» como una fuente laboral para los chicos. Además, luego de una capacitación de asistente de mozo, crearon un «servicio de catering que se llama ‘Ni Más Ni Menos’ que todavía está funcionando».
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A través de estas capacitaciones, desde Applir van consiguiendo diferentes puestos de trabajo para los chicos en otros lugares, como bares o algunas empresas. Los que por diversos motivos no quedan, tienen la posibilidad de aportar en estos emprendimientos y «cobrar un dinerito».
Más allá de todos los esfuerzos, María Rosa contó con dolor: «Es muy difícil para los chicos conseguir trabajo. Muy difícil. Quedan muchos en el camino». Pero aprovechó para remarcar: «Por eso es importante lo de traer trabajo esporádico, hace que muchos jóvenes que no van a entrar en otro lado tengan una experiencia y hagan algún dinero».
Es que algunas empresas, llevan en determinados momentos algún tipo de trabajo y se lo encargan a un grupo de jóvenes. «Tenemos un taller productivo que se hace con distribuidora de Arcor. Tenemos 13 jóvenes que van y envasan productos», ejemplificó.
Para María Rosa, uno de los factores claves para las dificultades de los chicos a la hora de buscar una fuente laboral es el «desconocimiento, temor a lo desconocido». En sintonía, analizó: «Se va abriendo muy lentamente, por lo tanto queda mucha gente en el camino».
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La Asociación recibe chicos a partir de los 14 años en adelante. «Creemos que para bailar y divertirse no hay límite», remarcó la presidenta.
Para acceder a los talleres, los socios deben abonar una cuota. Sin embargo, María Rosa no quiso dejar de aclarar: «Si bien es accesible la cuota, si hay una persona que realmente no puede, a lo mejor es la que más necesita, y también tiene que acercarse. Todo se puede arreglar. A nosotros basta que nos alcance para subsistir».
Actualmente, Applir está ubicada en Centeno 970. «Hace tres año el municipio nos cedió en comodato una casa. Era una casa que estaba en desuso y estaba muy deteriorada. Gracias a donaciones pudimos ponerlo en marcha», sostuvo.
Para la puesta en valor fue necesaria la ayuda de muchos. «La provincia nos donó el año pasado una parte y la otra Bonfatti para un ascensor, que necesitamos para habilitar la planta alta», detalló. A lo que añadió: «La verdad que hemos recibido muchas donaciones y colaboración. Todo es a pulmón».
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Así, a pulmón y con un trabajo incansable es que este grupo de madres logró construir un espacio de desarrollo para sus hijos y los de tantos otros. Tomaron un espacio que se encontraba vacante y no dudaron en llenarlo. La inclusión es su objetivo principal, en cualquier aspecto de la vida, en todos. Applir trabaja por y para la inclusión. Por y para que Rosario sea una ciudad mejor.